Las enfermedades de salud mental constituyen una epidemia silenciosa que ha afectado a las Américas mucho antes de COVID-19, con depresión y ansiedad como dos de las principales causas de discapacidad. La Región también tiene el segundo nivel más alto de consumo de alcohol en el mundo”, Carissa F. Etienne. Directora de la Organización Panamericana de la Salud.
Las tecnologías de la información y las comunicaciones han generado cambios e innovaciones que han influido significativamente en la vida de los jóvenes, ya que las han incorporado de manera habitual. Las redes sociales han traído beneficios a la población, mas a la par es uno de los problemas que más afectan a los jóvenes, la conducta adictiva.
La drogadicción se define como un trastorno crónico y recurrente caracterizado por la búsqueda y el consumo compulsivos de la droga pese a sus consecuencias negativas.† Se la considera un trastorno cerebral porque genera cambios funcionales en los circuitos del cerebro que participan en la recompensa, el estrés y el autocontrol. Esos cambios pueden persistir aún mucho tiempo después de que la persona haya dejado de consumir drogas.
El consumo de drogas ilegales entre los adolescentes ha aumentado durante los últimos años y, paralelamente, se ha evidenciado un aumento de las problemáticas y conductas de riesgo típicas de la adolescencia. Los resultados de los estudios sobre el consumo de drogas durante esta etapa de la vida ponen de manifiesto las graves y múltiples consecuencias que pueden generar. Uno de los primeros receptores son los servicios de urgencias, donde sus profesionales deben afrontar situaciones que plantean contradicciones entre 2 de los principios éticos básicos: el principio de autonomía y el principio de beneficencia; dilema ético que se aborda en este trabajo.
Los trastornos de la alimentación, también llamados trastornos de la conducta alimentaria, son enfermedades médicas graves con una influencia biológica que se caracterizan por alteraciones graves de las conductas alimentarias. Aunque hay ocasiones en que muchas personas se pueden preocupar por su salud, peso o apariencia, algunas se fijan excesivamente o se obsesionan con la pérdida de peso, el peso o la forma corporal y el control de los alimentos que consumen. Estos pueden ser signos de un trastorno alimentario.
Dentro de la población mexicana entre los 12 y los 65 años, el 6.2% padece el trastorno o dependencia del alcohol. Esto quiere decir que alrededor de 4.5 millones de usuarios de alcohol en México tienen problemas para controlar su consumo. Este padecimiento, como cualquier conducta, depende de factores genéticos, así como ambientales. Entre estos últimos figuran centralmente el estrés y la ansiedad.
Según la información de la que se dispone actualmente, más de 30 bacterias, virus y parásitos diferentes se transmiten por contacto sexual, incluido el coito vaginal, anal o bucal. Algunas ITS también pueden transmitirse de la madre al hijo durante el embarazo, el parto y la lactancia. Ocho son los agentes patógenos vinculados a la máxima incidencia de ITS. Cuatro de esas infecciones se pueden curar actualmente: la sífilis, la gonorrea, la clamidiosis y la tricomoniasis. Las otras cuatro son infecciones víricas incurables: la hepatitis B, la infección por el virus del herpes simple (VHS), la infección por el VIH y la infección por el virus de los papilomas humanos (VPH). A ellas se suman los brotes emergentes de nuevas infecciones que pueden contraerse por contacto sexual, como la viruela símica, las infecciones por los virus Shigella sonnei o Neisseria meningitidis, o el ébola y el zika, así como la reaparición de ITS desatendidas como el linfogranuloma venéreo. Todas ellas presagian retos crecientes en la prestación de servicios adecuados para la prevención y el control de las ITS.
Aunque una persona haya superado una adicción, es posible que aún presente ciertos comportamientos característicos de las personas que padecen adicciones. La personalidad de un adicto es tan distintiva que se puede identificar a alguien con adicciones por su comportamiento, ya sea que la adicción haya sido a una sustancia tóxica o legal, así como a determinada actividad o, inclusive, un hábito. Conocer las conductas de un adicto pueden ponernos sobre aviso de un problema de adicción o una posible recaída.
La frontera que nos permite distinguir dónde terminamos nosotros y empieza el resto del mundo desaparece bajo los efectos del LSD o ácido, un fenómeno conocido como disolución del ego. Para comprender qué sucede en el cerebro en esos momentos, una quincena de voluntarios se sometió a una resonancia magnética después de haber tomado esta droga psicodélica. Los resultados del estudio, publicado en la revista Current Biology, arrojan luz sobre el mecanismo de acción de una sustancia que fue muy utilizada en los años 50 y 60 en Psiquiatría y una seña de identidad del movimiento hippie.
La vigorexia o dismorfia muscular es una alteración de la imagen corporal por la que el paciente presenta una preocupación excesiva hacia su cuerpo.
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