29 de July del 2025
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La cirugía plástica es una especialidad médica cuyo propósito es restaurar la normalidad funcional y anatómica del cuerpo humano. El término “plástica” proviene del griego plastikos, que significa moldear o transformar. Esta disciplina ha evolucionado a lo largo de siglos, con antecedentes que se remontan al siglo XVI, cuando Gasparis Taliacotis documentó técnicas de reconstrucción nasal. Sin embargo, fue durante las dos guerras mundiales cuando esta especialidad adquirió gran impulso, debido a la necesidad de tratar las graves lesiones de combate, dando lugar a avances significativos y al surgimiento de grandes referentes como Gillies y Kazanjian.
La cirugía plástica se divide en dos grandes campos:
Cirugía Reconstructiva: Enfocada en reparar daños causados por accidentes, malformaciones congénitas, enfermedades o cirugías previas, mediante técnicas complejas como microcirugía, trasplante de tejidos y osteosíntesis. Su objetivo es restaurar funciones y estructuras corporales alteradas.
Cirugía Estética: Busca mejorar la apariencia física, corrigiendo imperfecciones o cambios relacionados con el envejecimiento. Aunque su finalidad es estética, a menudo se solapa con la reconstructiva, como en el caso de mamoplastias por hipertrofia que afectan la salud física del paciente.
En la sociedad actual, especialmente en contextos occidentales, se observa una creciente obsesión por el cuerpo ideal, lo que ha convertido a la cirugía estética en un lucrativo negocio. La presión social, la moda y la publicidad han promovido una imagen idealizada de juventud y delgadez, alimentando la demanda de intervenciones quirúrgicas. Sin embargo, este auge ha traído consigo numerosos riesgos: banalización del acto médico, falta de regulación, profesionales no calificados y expectativas irreales en los pacientes.
Como toda práctica médica, la cirugía plástica debe regirse por principios éticos fundamentales:
Beneficencia: Buscar el mayor bien para el paciente.
No maleficencia: Evitar causar daño.
Autonomía: Respetar las decisiones informadas del paciente.
Justicia: Garantizar equidad en el acceso a los tratamientos.
En este contexto, es imprescindible que los pacientes expresen abiertamente sus motivaciones y antecedentes de salud, y que los médicos comuniquen con claridad los alcances, riesgos y costos de cada intervención. La honestidad, la empatía y una adecuada relación médico-paciente son claves para evitar complicaciones, decepciones o consecuencias graves.
Actualmente, muchos procedimientos se promocionan como “cirugías express” o se ofrecen como premios en concursos, lo cual trivializa una práctica que requiere preparación, precisión y responsabilidad. La falta de regulación adecuada y la proliferación de médicos no especializados han contribuido a una crisis de confianza, afectando la imagen de la cirugía estética y poniendo en peligro la salud de los pacientes.
La cirugía plástica es una disciplina compleja, que combina arte, ciencia y sensibilidad humana. Si bien ofrece soluciones importantes tanto en lo funcional como en lo estético, debe ejercerse con un profundo sentido ético, alejándose de intereses puramente comerciales. Es deber de los profesionales mantenerse actualizados, actuar con transparencia y priorizar siempre el bienestar del paciente. En una sociedad que idolatra la apariencia, es esencial también promover una mirada más equilibrada sobre el cuerpo humano, reconociendo su valor, pero sin perder de vista el resto de dimensiones que hacen a la dignidad y plenitud de la persona.
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