En un entorno en el que cada vez más normalizamos conductas y consumos que pueden traer consecuencias a los seres humanos, es de vital importancia que como sociedad hagamos contrapesos y seamos responsables para construir comunidades más sanas y funcionales. En un congreso internacional de adicciones hace algunos años, organizado por el Centro de Estudios Superiores Monte Fénix, de donde soy egresado de la especialidad, escuché un debate a propósito de la comercialización de sustancias tóxicas como el alcohol y el tabaco, además de las campañas publicitarias que invitan a aspirar a ser como los protagonistas que consumen esos productos.
Con la estrategia ‘A Todo Corazón’, se cuenta con siete intervenciones que van de la prevención de enfermedades cardiovasculares a la rehabilitación
La cocaína, al contrario de lo que se cree, desencadena adicción solo en el 20% de los consumidores. Pero, ¿qué pasa en sus cerebros cuando pierden el control de su consumo?
Los esteroides fomentan el crecimiento del músculo y el desarrollo de características sexuales masculinas. Su consumo provoca esto mediante ciertas reacciones en el cuerpo.
El año 2000, el médico holístico Steven Bratman sorprendió al mundo de la nutrición cuando lanzó su libro Health Food Junkies, que podríamos traducir como Adictos a la comida sana. Entre sus páginas, uno de sus mayores descubrimientos fue el de un desorden alimenticio del que hasta entonces no se había hablado públicamente, o del que la comunidad médica no había acusado recibo. Se trata de la ortorexia, o la obsesión por comer de forma saludable, que llevaría algo que en teoría es positivo, a convertirse en un fenómeno patológico.
Este es un artículo de opinión de Nick Nisbett, investigador principal del Instituto de Estudios del Desarrollo, de Lesli Hoey, profesora adjunta de Planificación Urbana y Regional en la estadounidense Universidad de Michigan, y de José Graziano da Silva, exdirector general de la FAO y director general del Instituto Hambre Cero.
Revisamos el teléfono entre 80 y 150 veces por día y pasamos casi 7 horas conectados a la red, según distintos relevamientos. Dos expertos explican a Infobae cuál es el límite entre la normalidad de estos tiempos y una adicción comportamental. Frente a tanto estímulo, ¿es necesario hacer una desintoxicación digital?
En 2020, la violencia con armas de fuego mató a casi 20.000 estadounidenses, según datos del Gun Violence Archive; menos de un tercio de las muertes por sobredosis de opioides.
Un estudio vincula la presión social digital, que sufren quienes tienen demasiados seguidores en las redes sociales, con una mayor posibilidad de desarrollar adicción a los móviles, a lo que también contribuye el "desorden social en los lugares de residencia".
Un informe de la ONU indicó que medio millón de personas fallecieron por esta causa en 2019.
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