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24 de December del 2025
https://www.nimh.nih.gov/health/publications/espanol/trastorno-por-estres-postra
El trastorno por estrés postraumático (TEPT) puede afectar a cualquier persona que haya vivido o presenciado un evento traumático, como agresiones, accidentes, desastres o violencia. Incluso saber que un ser querido sufrió un trauma puede desencadenarlo. Las mujeres son más propensas a desarrollarlo y alrededor de 6 de cada 100 personas lo presentan en algún momento de su vida.
Para diagnosticarse, deben durar más de un mes y afectar la vida diaria:
Recuerdos intrusivos: flashbacks, sueños, pensamientos angustiantes.
Evasión: evitar lugares, situaciones o pensamientos que recuerden el trauma.
Hipervigilancia: sobresaltos, irritabilidad, insomnio, tensión constante.
Síntomas cognitivos y del ánimo: culpa, pensamientos negativos, aislamiento, dificultad para sentir emociones positivas.
En niños, los síntomas pueden verse como regresiones (mojar la cama, dejar de hablar), juegos que recrean el trauma o apego excesivo a adultos.
Aumentan la probabilidad de TEPT:
Traumas previos, especialmente en la niñez.
Haber resultado herido o presenciar muertes.
Falta de apoyo social.
Vivir estrés adicional después del evento.
Antecedentes familiares o personales de trastornos mentales o de consumo de sustancias.
Tener apoyo emocional.
Contar con herramientas de afrontamiento.
Trabajar en comprender la propia reacción al trauma.
Estar preparado para manejar situaciones perturbadoras.
El TEPT debe tratarse con profesionales de salud mental. Las opciones incluyen:
Psicoterapia (como la terapia cognitivo-conductual, exposición gradual o reestructuración cognitiva).
Medicamentos, si son necesarios.
Combinación de ambos para casos más complejos.
Cuando la persona aún vive situaciones traumáticas (por ejemplo, violencia doméstica), el tratamiento debe abordar tanto el entorno como los síntomas. El apoyo de familiares y amigos es fundamental para la recuperación
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