En el marco del Día Nacional contra el Uso Nocivo de Bebidas Alcohólicas, la Secretaría de Salud (Ssa) informó que actualmente al menos 20 millones de personas en México son adictos a estos productos.
La vigorexia es una tendencia que se ha hecho muy popular entre los jóvenes, pero lo que estos no saben es que esta es muy peligrosa, ya no solo para el cuerpo de estos, también para la mente, y mucha culpa la tienen los rostros más populares que encontramos hoy en día tanto en la televisión y sobre todo en las redes sociales.
Carmen, superviviente de un trastorno alimentario, recuerda el “sentimiento de culpa terrible”
Abordamos el impacto en la química del cerebro y lo que hacen las redes sociales para mantenernos adictos a ellas. El término redes sociales, inicialmente estaba vinculado con la promesa de las plataformas de unir a las personas para poder compartir con ellos nuestras ideas y pensamientos, además de otros puntos positivos que parecían darle un beneficio a la sociedad. Sin embargo, especialmente en este 2021, se ha puesto en cuestionamiento el papel de las redes sociales dentro de la masiva ola de desinformación que se vive actualmente, en diversos movimientos políticos opresivos, además del efecto que tiene en los jóvenes y en las personas en general, con Facebook –quien al momento de esta nota cambió su nombre a Meta– estando en el centro de todo.
La ingesta de este tipo de bebidas está muy arraigado en nuestra cultura, aunque su consumo puede suponer un riesgo para nuestra salud.
El tráfico ilegal de fentanilo causa graves estragos en ambos lados de la frontera entre México y Estados Unidos. En nuestro país, hay indicios de un alza en su consumo, mientras que el Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) se mantienen como los principales traficantes del opioide sintético; en tanto que, en EU, las muertes por sobredosis mantienen una tendencia ascendente, señala un reciente análisis de InSight Crime.
Sí, las adicciones se pueden “curar”. Aunque quizás el concepto “curar” no es aquí el más adecuado, pues no hablamos de una enfermedad como tal sino de un problema psicológico complejo producto de diversos factores personales y sociales. Diríamos por tanto, más bien, que el tratamiento y la recuperación sí son posibles. Los modelos de adicción más tradicionales, de corte estrictamente biológico y por tanto reduccionista, entendían que la adicción era una enfermedad cerebral crónica e incurable. Con esta idea, el consumo de la sustancia alteraría de tal forma el sistema de recompensa cerebral, entre otras estructuras, que inevitablemente la persona adicta lo sería para siempre. Esta perspectiva no solo es errónea desde un punto de vista científico sino que es estigmatizante para el individuo y dificulta las posibilidades de recuperación.
En los últimos meses vengo realizando talleres para familias y profesionales, sobre el efecto del consumo de porno violento y otros riegos sexuales de Internet que tienen que ver con las adicciones. Se trata de intervenciones dirigidas a aquellos progenitores que les da corte (vergüenza o simplemente no saben cómo hacerlo) hablar de estos temas con sus hijos/as. Por esa razón los talleres pretenden animarlos a que lo hagan, capacitándoles para tan difícil tarea, ya que los efectos de que el porno violento sea el referente educativo principal de nuestros niños y niñas pueden ser devastadores. Y he de reconocer que aprendo mucho de lo que me cuentan.
El Presidente afirmó que su gobierno buscará los medios necesarios para impedir que los cigarrillos electrónicos se comercialicen y dañen a la población.
La revista científica The Lancet publicó el primer estudio que cuantifica el impacto del COVID-19 en la prevalencia de la depresión y la ansiedad en la población mundial. El balance: 129 millones de personas afectadas.
|