10 de noviembre del 2021
Carmen, superviviente de un trastorno alimentario, recuerda el “sentimiento de culpa terrible” que llega al comer esos alimentos, que en su casa estaban señalados como prohibidos. Por este motivo, durante su infancia solía tomarlos “a escondidas, hasta reventar y terminarlo todo” para no dejar rastros de los productos: “Así empiezan los TCA, con restricciones o prohibiciones”.
el psicólogo y técnico nutricionista Alejandro Vera señala que “no se trata de prohibir, sino de no normalizar el consumo de estos productos como algo habitual”. Por ello, “no quiere decir que no podamos tenerlos en casa y en un momento determinado darnos ese gusto”. Aunque es cierto “que no conviene abusar”, tampoco son el diablo.
¿cómo se puede educar en una dieta balanceada sin caer en la sensación de prohibición? Para la nutricionista Judit López, la tarea empieza por “tener en casa una variedad de alimentos saludables y dar ejemplo”.
Según han señalado los expertos en nutrición, la idea de flexibilidad es sumamente importante en la educación nutricional. “Se trata de comer de todo y de llevar una alimentación variada donde caben perfectamente los carbohidratos y las grasas”, apunta Vera, quien también recuerda que “en ciertos alimentos hay que tener una regulación” para que no sean “de uso diario”. Una regulación en la que, de acuerdo con Verdi, el papel de los tutores es clave: “Nuestra responsabilidad como padres es ofrecerles todos los nutrientes en su plato”.
En primer lugar, Verdi recomienda no etiquetar los alimentos como buenos o malos, sino tratarlos de forma neutral: “Para mí lo ideal es una alimentación incluyente, no excluyente”. Por ejemplo, “si en su poste se pone una fruta y una galleta, este último lo va a ver como un alimento más, no como el prohibido”. La médica Aguilar tampoco está a favor de la idea “de todo o nada”, sino que pone la importancia “en lo que hacemos día a día”, en los hábitos.