Estos medicamentos, que son un buen remedio durante un tiempo determinado y para un problema concreto, deben tomarse siempre bajo prescripción médica La adicción a los psicofármacos es un problema grave y cada vez más frecuente. Entre los años 2004 y 2009, el consumo de tranquilizantes había aumentado en un 40% en España. Hay diferentes tipos de psicofármacos, pero los tranquilizantes (como los sedantes, los hipnóticos y los ansiolíticos) generan más problemas de abuso que cualquier otro.
La búsqueda de la felicidad a través de la estética y el gozo que se experimenta tras un cambio de imagen pueden llevar a una persona a obsesionarse con la cirugía plástica. Pero…¿Cómo saber diferenciar al paciente sano, del adicto o el dismorfofóbico?
Adicción y muerte. Esta es la cara oculta de la cafeína. Aunque la dosis tóxica o letal se encuentra en la ingesta de varios gramos, ya hay investigaciones sobre muertes asociadas al consumo de bebidas energéticas.
"Me lo pasaba tan bien que se me iba el día entero sin darme cuenta. Si estaba 20 horas o más frente a la pantalla del ordenador era como si hubieran pasado veinte o treinta minutos". La cara de Daniel, de 17 años, se ilumina al recordar su vida anterior a junio, cuando sus padres —asesorados por el orientador del instituto al que ya nunca acudía— le obligaron a ir a una terapia para atajar su 'adicción' a Internet.
Según un estudio, más que el tiempo que pasan los niños frente a aparatos electrónicos, los perjudica el tipo de plataforma en que lo hacen. Decidir cuánto tiempo puede pasar un niño o adolescente frente a una pantalla se ha vuelto un tema tan relevante para las familias como decidir en qué colegio va a estudiar.
La historia se repite todas las mañanas para millones de personas alrededor del mundo. Independientemente de la rutina a enfrentar, ya sea prepararse para ir a trabajar o llevar a los niños a la escuela, el día no puede comenzar sin una taza de café que permita contar con esa indispensable dosis extra de energía.
Practicar deportes de riesgo o exponerse a situaciones comprometedoras con cierta regularidad son comportamientos típicos de lo que se ha dado a llamar adicción a la adrenalina, una hormona relacionada con el estrés y el peligro. Pero, ¿se puede hablar de adicción?
Comer otra porción de torta o un chocolate más es muy tentador, aunque sepamos que sería más saludable no hacerlo. ¿Pero qué impulsa este antojo por el dulce?
Posiblemente pensamos que no pasa nada, que es normal comer cada que nuestra mente nos lo pida. Probablemente sigamos considerando que es recurrente que la adicción a la comida no sea una enfermedad mental sino un estado habitual cuando estamos deprimidos o contentos. En ese caso, entonces, estamos subestimando de manera tremenda a una enfermedad mental, diagnosticada ya por el Instituto Nacional de Psiquiatría.
Compra y sé feliz. He aquí el problema. Una sociedad materialista empeñada en señalar que el camino hacia la felicidad es el consumo, sumado a la facilidad y rapidez del comercio ‘online’, ha desencadenado lo inevitable: el auge de las compras compulsivas, un trastorno que, aunque aún no ha llegado al vademécum de la salud mental (el DSM5), es considerado como tal por los expertos. Susana Jiménez Murcia, responsable de la Unidad de Juego Patológico del Hospital Universitario de Bellvitge, departamento de referencia en la ludopatía y otras adicciones, lanza la voz de alarma: “Los datos son preocupantes, sobre un 6% de la población sufre compra compulsiva y en los jóvenes y adolescentes el porcentaje ha subido ¡hasta el 30%!”. Hay que echarle el freno, pues, a este mundo que “prestigia la posesión” antes de que ese espectacular incremento en la franja juvenil lo convierta en pandemia.
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