Eve y los periodicos
"Desde siempre he pensado lo peor de mi misma. En mi mejor estimación, era una fracasada que no agradaba ni debería agradar a nadie. En la peor, era una persona terrible. Pero cuando tenía 22 años el odio que sentía hacia mí misma se volvió aún peor. Empecé a preocuparme por la posibilidad de que me pudiera volver peligrosa, de que pudiera hacerle daño a los demás. No puedo describir lo horrible que era esa sensación. Empecé a evitar a todo el mundo por si pudiera llegar a hacerle daño. Un día leí un artículo sobre un violador y asesino. La conmoción y el horror inicial que sentí rápidamente quedó remplazado por la idea de "¿y si yo me pudiera volver así de mala?". Los artículos de los periódicos -y las propias noticias- se unieron a la larga lista de cosas a las que le tenía miedo. ¿Y si las historias de alguna manera me contaminaran la mente y me hicieran aún peor? Para alguien que no tiene trastorno obsesivo-compulsivo y tiene una opinión razonable de sí mismo esto puede parecer ridículo. Pero para mí tenía todo el sentido. Así que empecé a evitar los periódicos. No pasaba frente a las tiendas que los vendían, ni los tocaba ni se los pasaba a la gente, evitaba pensar en ellos. Los viajes en tren al trabajo se volvieron horribles. Mantenía la cabeza baja y la agitaba constantemente para tratar de deshacerme de cualquier imagen que hubiera podido ver accidentalmente. Estaba atrapado en mi propia burbuja de miedo. Al final logré superar mi trastorno con terapia cognitivo-conductual y con psicoterapia. Todavía me cuesta y a veces sigo teniendo mucha ansiedad, pero aprendí a ser mi propia psicoterapeuta y a desafiar mis propios miedos. Ojalá la gente entendiera que el trastorno obsesivo-compulsivo es agotador y de verdad puede hacer que te odies a ti mismo. No poder confiar en ti mismo, tener que luchar constantemente contra pensamientos no deseados y hacer compulsiones que sabes que no tienen ningún sentido, todo eso te revienta la autoestima".