Testimonio de una persona con esquizofrenia
Primera Crisis Fue un tiempo en el que se desarrollaron ciertos problemas personales, familiares y emocionales que no supe cómo manejar. Pasaron muchas cosas que hicieron que terminara teniendo un brote psicótico y fui internado en una clínica psiquiátrica; pasé por una larga y difícil recuperación. Estuve un año sin poder concentrarme, ni leer, ni estudiar, y con una hiperactividad constante que no me dejaba en paz ni quieto por un instante. Por momentos era insoportable. Lo único que hacía era aguantar y fumar. Caminaba todo el tiempo y trataba de dormir y pasar el día. La medicación no hacía el efecto esperado y no lograba sentirme mejor. Por suerte, mi familia me ayudaba a tener fuerza de voluntad y a seguir a pesar de todo, a hacer un poco de caminata o alguna actividad para distraerme. Pronto vendría una mejor etapa. Una etapa mejor Una amiga de la familia me ofreció trabajo. Me tendió una mano grande. Porque sin estar totalmente recuperado me dejó trabajar desde su casa. Mi concentración era muy volátil y me costaba quedarme quieto. Fumaba a cada rato como para calmar la ansiedad. Fue una linda etapa a pesar de todo, porque me hice amigo de toda la familia y pude empezar a retomar la actividad profesional de a poco. Les estaré siempre agradecido por darme aquella oportunidad. Reinicio de actividades Luego de eso, pude retomar lentamente mis estudios, y terminé mi carrera. Todavía no estaba bien, pero mi determinación y auto exigencia me permitieron terminar. Sin tener todavía el panorama claro, pero ya estando mejor y más estable, un amigo me avisó que se había abierto una convocatoria para entrar a trabajar en un ministerio. Hice varias pruebas, examen psicológico, entrevista técnica, debate político, etc. y finalmente entré a trabajar, estando todavía en tratamiento. Independencia Me mudé a vivir solo a un departamento. Estaba super feliz por haber «superado» mis problemas, con apoyo psicológico, y con muchos proyectos otra vez; me confié en que ya estaba bien. Pero de nuevo, con la auto exigencia muy alta en el ámbito laboral/profesional, y con otro desencuentro amoroso, tuve otro brote psicótico (esta vez de menor intensidad aunque todo muy confuso para mí otra vez). Estuve internado. El apoyo psicológico no fue suficiente para evitar esta crisis. Recuperación La recuperación hasta estar estable me llevó unos seis años. Hubo un período en el que sufría mucho en el trabajo, porque había mucho ruido, mucha gente, en la calle había muchos autos, sentía que me perseguían todo el tiempo, tenía un complejo de culpa porque no podía concentrarme bien en el trabajo y sentía que me pagaban por nada, que no podría reconstruir mi vida, etc. Por suerte, mi tratamiento empezó a hacer efecto y empecé a sentirme bien. A partir de ese momento y hasta ahora hago lo que me gusta, me casé y llevo una vida normal, siempre cuidándome, tomando la medicación y tratando de hablar los problemas a medida que surgen. Mis médicos tardaron mucho en dar con la dosis y medicación correcta; cuando esto se logró, me permitió sentirme más seguro y estable, poder estudiar, trabajar, sin tener preocupaciones ni pensamientos “parásitos” (esos que rondan en la cabeza sin que se pueda desactivarlos). Diagnóstico Años después me enteré de que mi diagnóstico era de algún tipo de Esquizofrenia. No me lo dijeron en su momento para no preocuparme y no me gustó enterarme de eso (yo también tengo mis prejuicios). Aunque si tuviera que ponerle un título o rótulo a lo que me pasó, le pondría «desequilibrio emocional agravado por la presión de los problemas de la vida, que derivó a una realidad alternativa de negación generada por mi cerebro». Es decir, para las cosas que no podía aceptar de mi vida me fui inventando una realidad paralela y me la iba creyendo. Cuando las dos realidades se superponían, mi cerebro se desestabilizaba. Bueno, fue todo muy confuso y ahora lo veo un poco de lejos, tratando de sacar conclusiones o experiencias positivas para otras personas que pueden estar sufriendo cosas parecidas. El tema me parece es agarrar los problemas por las astas y tratar de solucionarlos a tiempo, no esquivarlos, porque si no todo se transforma en una bola de nieve. ¿Qué aprendí con la enfermedad? Aprendí a superarme a mí mismo, y no competir con nadie. Lo que hagan o dejen de hacer los demás es problema de ellos. Ahora no busco aprobación de nadie, hasta donde soy consciente. Dejé de compararme con los demás y lamentarme de mi mala suerte, y empecé a trabajar por mí mismo y hacer las cosas que quiero y me hacen feliz.