Testimonios sobre los daños de la marihuana.
Dice que entre los 13 y 35 años los jóvenes fuman marihuana por diversión, por pasar un buen rato y piensan que no les afectará. Charly ha escuchado a algunos comentar que “no va a pasar nada” al consumir marihuana. Menciona que le gustaría invitar a esas personas a que visiten un centro de rehabilitación como uno al que él ha ido, donde hay más de 200 internos y escucharan sus testimonios. Charly nos dice: “Todo comienza con un simple porro, con un simple churro, a largo plazo tu vida se destruye, no hay uno que se atreva a decir que no se arrepiente de haber dado ese primer toque, muchos empiezan solo por sentirse más ‘cool’ pero luego no saben cómo parar”. Charly nos dice que en un principio la preocupación más grave es que “te descubran tus papás, pero pasan los años y yo he conocido gente que está en prisión, gente que se suicidó, que se quedó con algún trastorno mental definitivo, es decir, que no hay cura, que están medicados con pastillas muy fuertes. Hay personas que se quedan sin casa, sin trabajo. Mucha gente dice ‘eso a mí no me va a pasar, el fin de semana me voy a fumar un cigarro y el próximo fin otro’, pero abren una puerta y no lo ven”, refiriéndose a que piensan que consumir la droga no les causará daño. Él dice que hay mucha incongruencia, que el gobierno debería implementar cursos y conferencias sobre los daños que produce la marihuana así como lo hace con las enfermedades de transmisión sexual. Menciona que muchos escenarios tristes por el consumo de marihuana empezaron con un churro: “Hoy quieren legalizar que las personas puedan portar 28 gramos. Yo no me imagino la cantidad tan catastrófica de personas con problemas de adicciones que se van a generar por esa ley que se me hace ridícula y egoísta. No entiendo los motivos, yo solo doy testimonio de que yo pasé por eso. Yo terminé consumiendo piedra, terminé en la calle, sin estudiar, sin familia, dormía en una banca y antes de eso tenía una familia, tenía un colchón, tenía comida, un refrigerador lleno para mí y todo empezó con ese primer cigarro de marihuana. El día de hoy doy gracias a Dios de que he podido librarme de esos infiernos. Dentro de poco cumpliré cinco años de abstinencia y sobriedad de cualquier tipo de droga y alcohol, y todo ese infierno que tuve que pasar fue gracias a ese primer cigarro de marihuana”. Después de leer los testimonios de la madre de un joven que ha sido adicto a la marihuana, y de un muchacho que nos narra lo que ha vivido en carne propia por el consumo de la droga -que en un principio fue recreativo-, debemos tomar conciencia y alzar nuestra voz.