Ciberadictos
Aunque a muchos les asusten, las nuevas tecnologías han venido para quedarse. El ocio se ha diversificado y el coronavirus nos ha obligado a apostar por alternativas digitales. Ahora no hace falta movernos de casa para asistir a un concierto o un recital de poesía, ¡lo tenemos al alcance de un clic! Sin embargo, es esta facilidad de acceso es la que asusta a psicólogos, profesores, padres y a muchos jóvenes.
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“La plataforma de transmisión en vivo líder en el mundo para jugadores y las cosas que amamos”. Así se define Twitch, una aplicación web que acumula 18 millones de visitantes diarios y en la que se encuentran más de 4 millones de creadores de contenido. Gamers, cantantes, divulgadores científicos o personas que simplemente se sientan frente a una cámara y cuentan sus preocupaciones. Se trata de un mundo sin límites, algo que muchos han señalado como peligroso.
El funcionamiento de la plataforma es sencillo. Sólo necesitas registrarte para seguir a cualquier canal de forma gratuita. Sin embargo, hay una opción adicional: si te suscribes pagando una cuota mensual, puedes acceder a ciertas ventajas que ofrecen los creadores de contenidos.
Tal y como explicaba Ibai Llanos, uno de los streamers más conocidos actualmente, la suscripción es una forma de apoyar al creador que hay detrás del canal. Así lo afirmaba en su última entrevista con el periodista Jordi Évole, en la cual reconocía ganar al mes 120 mil dólares, que se traducen a aproximadamente 100 mil euros.
Lo primero que debes saber es que las ciberadicciones abarcan un amplio número de plataformas. Por ejemplo, al móvil, contenido en directo, redes sociales, videojuegos… Sin embargo, la mayoría de estas webs y aplicaciones están socialmente bien vistas. Todos usamos WhatsApp, Instagram o YouTube, pero, ¿cuál es el límite que separa un consumo saludable de una adicción?
Algunas señales que pueden indicar que tienes un problema con las nuevas tecnologías son:
Lo que acabamos de escribir será excesivo para algunas personas, pero seguro que se te viene a la cabeza algún amigo o amiga que encaje en la descripción.
Desgraciadamente, es raro pedir ayuda para superar una adicción tecnológica. Nos quedamos de brazos cruzados negando el problema si somos quien lo sufrimos, o esperando a que se solucione solo si lo sufre otra persona.
¿Es Twitch el enemigo? ¡En absoluto! Tampoco lo son las redes sociales ni los videojuegos ni Ibai Llanos o cualquier otro creador de contenido. Todas estas plataformas son las que nos han ayudado en los momentos de soledad por el coronavirus. No hay que criminalizarlas, pero tampoco negar sus riesgos.