Testimonios de esperanza
Todos sabemos que dejar una adicción es difícil, no todos lo logran, pero hay miles que lo están intentando todos los días. A continuación les quiero compartir la experiencia de algunas personas, que han sido adictas al cristal y su camino hacia la recuperación.
Antes me gustaría hacer una breve descripción de la metanfetamina, para que el lector tenga una idea más clara, del problema familiar y de salud pública que enfrentamos, así como las devastadoras consecuencias de quienes consumen esta sustancia.
La metanfetamina, también conocida como cristal, foco, hielo, ice o tiza, se fabrica con efedrina, ácido muriático, ácido de batería, sosa cáustica, ácido clorhídrico y raticida. La metanfetamina provoca alucinaciones, pérdida de peso, desconexión de la realidad, disminución del apetito, insomnio, irritabilidad, ansiedad, euforia, confusión, depresión y en casos severos se corroen los dientes hasta la raíz o se quiebran hasta la encía. Además, causa comezón, picazón constante por la sensación de tener insectos bajo la piel.
“Hace tres meses que deje de consumir cristal, pero no logro sentirme bien, sigo muy bajo de peso, las taquicardias están al cien, tengo un temblor en todo el cuerpo que no logro controlar. Actualmente estoy medicado, pero aún así, no me siento bien. Los doctores me dicen que son secuelas por consumir durante ocho años. Hay días que siento que estoy llegando al final del camino, pero no pienso recaer”
John