Fui una adicta a la religión y terminé mal
La religión católica siempre ha sido una brújula para mi. Soy parte de la religión desde nuy pequeña.
Mis padres y abuelos fueron quienes me empaparon del catolicismo, no son los cupables diria yo... sólo me encaminaron.
Formo parte de un grupo de catolicismo de mi colonia, todos los viernes a las 6 pm nos reunimos a orar y ayudarnos los unos a los otros. Es una práctica muy bonita, cuando estoy en ella me olvido de todo, me conecto conmigo y con Dios.
creí que si me acercaba más a Dios más sería feliz, pero en realidad me estaba perdiendo. Todo empezó cuando perdí a mi bebé a los 7 meses de embarazo, profundicé en mi religión porque buscaba una explicación del porqué de ello. Rezaba a diario, e incluso muchas veces creía que las ideas de mi sacerdote eran la verdad absoluta. Cambié radicalmente mi forma de vivir, limitando a extremo mis necesidades sexuales e incluso cambié mi forma de vestir para no atraer a la lujuria.
Sé que estaba mal, me di cuenta cuando mi grupo de catolicismo me rechazaba, hablé con ellos y me explicarón que nuestra religión sólo es una guía para nuestra vida más nunca una verdad absoluta . Seguimos a Dios por amor, no por alguna necesidad extrema.
Hoy en día hice las pases con Dios, me siento tranquila por ello. Acudo a terapia porque el dolor de la pérdida de mi bebé aun duele y no quiero dañar a gente o a mí por un dolor que no he sanado. Sigo siendo católica pero no soy una extremista.