TESTIMONIO SOBRE UN CASO DE HIPOCONDRÍA
"Llevaba unos años con esta sensación, desde que me dio una crisis de ansiedad. Estuve tratándolo casi un año, con unos episodios terribles en los que creí que me moría.
Después de un tratamiento me encontré mejor, pero siempre había quedado un recuerdo de esas crisis, de ahogo, de sensación de infarto, de tener que salir corriendo, y sobretodo, que cualquier pequeño síntoma o dolor me parecía algo gravísimo, una enfermedad incurable y la sensación de que me iba a morir. No era capaz de pensar en que una pequeña molestia podía quedarse solo en eso. Realmente no sólo era el miedo a morir, que también, sino era más a la enfermedad, al dolor, al sufrimiento.
Fue muy gracioso, porque nada más empezar la sesión, Paz me dijo una frase: “Hay algo muy importante que debes saber: Yo te puedo asegurar que te vas a morir, eso es seguro!! Y para poder morirse hay que cumplir un requisito indispensable: para morirse, hay que estar vivo. Date cuenta: la buena noticia es que estas viva!!"
El ataque de risa fue impresionante, no podía parar de reír con esa idea, y me hice consciente de que estaba viva, sana, y que esa sensación no era mía, que yo estoy bien, que tengo derecho a estar bien y a vivir… Vivir es la leche! fue mi ejercicio de anclaje, y con esta idea, con este sentir, y otros detalles de la sesión, se me fue esa sensación diaria y constante de tener algo grave.
Me di cuenta de que en mi familia era mi abuela materna la que siempre respondía de esa forma, siempre pensando si le pasaba algo grave, si se iba a morir, si iba a sufrir...de hecho se llama Dolores!