Un caso de un trastorno somatomorfo por somatizaciĆ³n
Además, la mujer consultó en cinco oportunidades diferentes el servicio de urgencias por el aumento de la sintomatología descrita. El examen físico fue normal en todo momento, excepto por cifras tensionales, que en principio fluctuaban, pero posteriormente mejoraban. Los episodios de síncope se presentaban en cualquier posición, precedidos por una sensación de “aflojamiento de las rodillas”, sin que por esta causa se cayera o golpeara; se recuperaba de forma rápida.
Una hipopotasiemia leve y un test de mesa basculante positivo para síncope neurocardiogénico vasodepresor fueron los únicos hallazgos positivos obtenidos a través de los exámenes paraclínicos realizados para estudiar los síntomas de la paciente Se interconsultó a gastroenterología, que documentó, a través de una endoscopia digestiva, pangastritis; a cardiología, que no encontró hallazgos sugestivos de patología cardiaca, y a medicina interna, que no logró explicar el cuadro clínico de la paciente a través de alguna enfermedad médica conocida.
Por último, fue valorada por psiquiatría, que encontró en la paciente contacto visual y verbal es pontáneos; así como actitud demandante de atención, quejumbrosa y exhibicionista. Llamó la atención la tendencia a mostrarse en ropa interior y exponer sus piernas al entrevistador. Presentaba leve inquietud motora, tendencia a la logorrea, afecto expansivo de fondo ansioso y pensamiento lógico (coherente con ideas sobrevaloradas de minusvalía e ideas perseverantes relacionadas con sus síntomas somáticos). Tenía pobre introspección para reconocer su ansiedad y temor a perder el control. No había alteraciones en la sensopercepción. Se apreciaban importantes rasgos histriónicos de personalidad y dificultad para reconocer sus emociones. Por momentos se encontraba tendencia al llanto, especialmente cuando hablaba del próximo matrimonio de su hija. Con estos hallazgos, se consideró el diagnóstico de un trastorno somatomorfo.
La evolución de la paciente a lo largo de sus hospitalizaciones permitió apreciar un aumento de la negación, consistente en no aceptar la contribución de los aspectos emocionales en sus síntomas somáticos. Además, se evidenció gran suspicacia hacia el personal de salud cuando era confrontaba con la normalidad de los exámenes paraclínicos solicitados.
El caso clínico presentado ejemplifica las dificultades diagnósticas en los pacientes con síntomas que no tienen explicación médica que los justifique, lo cual insta al personal de salud a usar varios medios diagnósticos que descarten causas orgánicas. Además de lo anterior, la paciente cumple con los otros criterios propuestos por el DSM-IV-TR para trastornos somatomorfos, que incluye que estos síntomas sean lo suficientemente serios como para causar malestar emocional significativo y alteración en su funcionamiento cotidiano, al poner sus principales intereses en función de sus quejas somáticas. Se hizo evidente que el matrimonio de su hija contribuía a la génesis de dicha sintomatología, pues era la única persona con la cual vivía.
En su segunda visita a urgencias se consideró el diagnóstico de un síndrome serotoninérgico leve , por la instauración rápida de un cuadro clínico dado por temblor generalizado, taquicardia, fenómenos de enrojecimiento facial, aumento de la presión arterial y aumento del tono muscular asociado con el uso de amitriptilina y duloxetina.