Inyecciones de silicona y aceite
El de Hang Mioku bien podría ser el caso más extremo de todos. Esta ex modelo coreana se había vuelto adicta a las cirugías, al punto que los médicos se negaron a seguirla operando. Pero eso no la detuvo y decidió ella misma inyectarse silicona en la cara. La mujer consiguió la sustancia gracias a un médico que conocía y, cuando se le acabó, se inyectó aceite de cocina.
Su caso se conoció en 2013, cuando se supo que Hang Mioku no tuvo más opción que someterse a diez cirugías plásticas para arreglar el desastre. Los doctores le quitaron 60 gramos de distintas sustancias que tenía en el rostro y otros 200 gramos del cuello. Poco se sabe hoy de ella, pero las noticias más recientes señalan que, a sus 57 años, trabaja en una tienda de ropa reciclada.