Clinica CTA
Todo empezó cuando tenía 13 años. Era muy perfeccionista, exigente conmigo misma, reservada y egoísta para muchas cosas. Aun así tenía amigos. Estuve bajo tratamiento en la Clínica CTA y mis padres y yo aprendimos muchas cosas, entre ellas a comunicarnos entre nosotros, a quererme, a disfrutar, valorar mí alrededor, y a comer. Me dieron el alta, pero sobre los 16 años caí con Bulimia esta vez. Fué muy duro volver a aceptar que tenía otro trastorno alimentario. Sin darme cuenta volví a usar la comida como vía de escape a mis problemas y frustraciones, exigencias con los estudios, el selectivo, y ahora con ganas de salir y pasarlo bien. Me costó aceptar que tenía Bulimia, pero lo hice y me centré en curarme dejando de lado los estudios universitarios. Aquí aprendí a ponerme límites, a elegir, a escucharme, a quererme y a ser feliz. Mis padres también continuaron aprendiendo. Aprendí a quererme viéndome en el espejo, a verme cada día y gustarme. Esto último fue lo más difícil.
Me fui de allí porque me iba de Erasmus, luego volví otra vez porque aun necesitaba mas ayuda en algunas cosas como en el tema de la imagen corporal. Dejé el tratamiento de Bulimia cuando realmente me sentía muy bien conmigo misma, que no fue con mi peso “ideal”. ¿Porque me fui sin un peso “ideal”? Porque llegó un momento en que no necesitaba ningún peso para ser feliz, sólo un peso sano, y me había llevado ya todo lo que quería de la Clínica CTA, el peso ideal pasó a otro plano.
Entonces terminé enfermería, y me vine a Londres. Aquí a buscarme la vida para conseguir ser matrona.
Tuve algunas recaídas…y tenía muy claro volverme a Valencia si veía que iba a mas. Pero no fue así, no hubo ni un solo día en el que no me levantara pensando “hoy va a ser un buen día” y un nuevo día pasaba en el que me esforzaba por estar bien y usaba todas las estrategias que había aprendido con el equipo de CTA. Cada día me felicitaba por haberlo hecho bien, o incluso por haberlo intentado. Quería estar aquí y quería estar bien, ese era mi principal objetivo. Entré en la universidad y termine matrona en febrero del 2012. Y estoy muy orgullosa de ello. Tengo ansiedad, estrés, días malos, inseguridades, a veces estoy triste, me siento sola, o no me gusto, pero intento sobrellevarlo, como todo el mundo. Pero la mayoría de veces estoy feliz, me quiero, me cuido, me valoro, y me esfuerzo todos y cada uno de los días por que siempre sea así.
Hay un camino, ¡seguidlo! Sólo queriendo se puede llegar hasta el final. Las recaídas son simplemente paradas que te hacen aprender para seguir adelante. El sentimiento final cuando el trastorno alimentario no te domina, es impresionante. Hay que esforzarse pero merece la pena. Además cabe decir que es un camino bonito, porque el conocerse es toda una aventura.
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