Superando mi historia de desamor
El día de hoy estoy con corazón lleno de orgullo y agradecimiento de poder compartir contigo el testimonio de una de mis clientas.
En este testimonio,
Ale expresa con perfecto detalle cómo sus sentidos se negaban a encerrarse en una historia de desamor.
Ella deseaba encontrar el camino para escribir una nueva historia y hoy te comparte su testimonio.
Ale es una mujer maravillosa que en enero del 2018 me escribió un correo electrónico pidiéndome que le reservara un cupo mi programa de Coaching para Superar una Ruptura Amorosa.
En su primer correo no me contó mucho sobre su historia, tan solo enfatizó en asegurar su cupo para empezar lo antes posible.
Yo accedí y un par de semanas más tarde tuve el gusto de conocerla.
Conocí su historia de desamor, de idealización, de miedo y de inocente deseo de vivir.
La conocí con una gran tristeza en su mirada.
No dijo ni un solo comentario negativo sobre su ex y, a pesar de su dolor, frustración y decepción, se concentró en ella.
Ella quería poner fin a una historia de desamor y regalarse la oportunidad de construir una vida diferente para ella y su hija.
Empezamos con nuestras sesiones de video llamada y antes de llegar a la quinta semana le pedí, como parte de uno de los ejercicios, que escribiera cómo sentía ella su cambio y evolución desde el día en el que nos conocimos.
¡Y ahí recibí uno de los escritos más hermosos que he visto!
Más allá del gran testimonio que ella nos comparte, debo decir que tiene un talento extraordinario. Ya lo verás.
Entonces, le pedí que me permitiera publicar su carta y compartir contigo el testimonio de ella y su experiencia tras recibir mi asesoría.
La información presentada a continuación es una copia textual de la carta escrita por Ale.
Mínimos detalles han sido omitidos por protección de los datos de su hija y de ella.
«Hasta hace 2 meses ( Enero de 2018) fui una mujer que había decidido guardarse a sí misma en un baúl viejo y feo.
Baúl que a su vez se encontraba abandonado el más recóndito lugar del pensamiento, aplastado por el miedo, la angustia y la tristeza.
Yo había decidido firmemente no salir nunca más de ese baúl temerosa de volver a sentir las frustraciones derivadas de mi tormentosa
NO-relación amorosa con mi Ex.
Pero al mismo tiempo estaba firmemente abrazada a la esperanza de ser rescatada por un príncipe con la cara, las manos, el cuerpo, la voz de él.
Lo esperaba con un corazón diferente al suyo, renovado y dispuesto a amarme con intensidad, romanticismo e incondicionalidad…
Así mismo había cerrado el corazón con tranca y cerrojo prometiendo no volver a dejar entrar a cupido.
Declarándome una mártir, una víctima del amor idealizado que forjé en mi cabeza por más de 20 años el cual resultó ser simplemente inexistente…
Mis sentidos sin embargo seguían deambulando por el mundo negándose a encerrarse en ese baúl…»
«Mis ojos veían a una mujer que no era yo en el espejo.
Una mujer melancólica, vestida de pasado, con el maquillaje de la nostalgia y por eso lloraban…
Pero no se rendían y, ansiosos, buscaban otros paisajes, otras miradas.
Buscaban ver en otras historias las soluciones al gran dilema existencial…
Mis oídos solo escuchaban los desplantes y desaires afectivos de la persona aún amada,
pero aún ansiaban ser seducidos por el susurro de una voz palpitante de amor y lujuria…
Mi boca anhelaba muchos apasionados besos y aún guardaba un sartal de palabras de amor que pronunciaba al viento con el ánimo de que le devolviera por lo menos un
“te quiero”.
Mi nariz quería salir del hedor de ese viejo baúl donde me encontraba guardada.
Se negaba a respirar más ese olor a moho que se desprende de una soledad tan antigua y humedecida por las lágrimas.
Mis manos estaban fatigadas de cargar las culpas.
Querían soltar ese pasado y volver a acariciar una piel, unas ganas, otro ser humano…»
«Entonces, todo sucedió.
De pronto una incandescente chispa de furia brotó de mi pensamiento al enterarme que definitivamente mi Ex nunca iba a rescatarme de ese baúl donde yo me había guardado vanamente a esperarlo.
De pronto esa chispa destruyó mi baúl y vi claramente que mi ex jamás tendría ese corazón renovado y dispuesto a amarme con intensidad, romanticismo e incondicionalidad que yo tanto anhelaba…
Esa chispa incendió ese recóndito lugar del pensamiento donde estaba el baúl, el miedo, la angustia y la tristeza y todo a empezó a arder en llamas.
Las ideas de minusvalía se desmoronaban consumidas por el fuego de la rabia de todos esos años viviendo aferrada a una ilusión baldía.
La culpa tosía asfixiada por el humo de la certeza de haber hecho siempre las cosas bien y con los recursos emocionales que tenía…
Entonces comprendí que era hora de tomarme de la mano a mí misma y salir corriendo de ese lugar del pensamiento para salvar mi hermosa y preciada vida…
Y de la mano de los sentidos emprendí este viaje de la auto reconquista.»