La carta de Johnny
“Mi nombre es Johnny, Soy de Costa Rica y tengo 44 años. Soltero. Sin hijos. Hace más de 20 años que soy adicto a diferentes tipos de drogas. Los últimos 4 años fumando crack”.
“He robado para conseguir droga y vendido todas mis pertenencias. En diferentes momentos de mi vida, mi familia me ha echado de la casa por los problemas de adicción. Varias veces he intentado suicidarme, pero siempre ha pasado algo que lo impide. Mi vida pasó a un caos absoluto”.
“Días y noches enteras las he pasado en un búnker, fumando crack, he estado hasta una semana completa sin salir de ahí, donde venden drogas y también se puede consumir, he fumado día y noche, sin comer y sin bañarme, y cuando he salido de ese lugar para regresar a mi casa, mi moral y mi dignidad se arrastran por el suelo”.
“Hace un tiempo me interné en el programa de rehabilitación. Estuve dos meses internado y me salí del tratamiento. Estando ahí comencé a escribir un diario sobre mi vida como adicto y mi intento de rehabilitación. Dicho diario lo he estado publicando en Facebook (https://www.facebook.com/diariojohnny/)“
“La adicción no sólo golpea a nosotros los adictos, también lo hace con nuestras familias y amigos que se ven perjudicados con nuestro comportamiento. Desde que salí del centro de rehabilitación, he tenido recaídas de consumo, pero definitivamente mi adicción ha disminuido considerablemente. Espero algún día poder liberarme de esta maldición llamada droga”.
“Muchas veces he dicho que no volveré a usar drogas. En infinidad de ocasiones he prometido dejar de consumir. Por primera vez en la vida, creo estar en el camino correcto a pesar de mis recaídas, porque son eso, recaídas. Quiero darme alegrías y darle alegrías a mi familia. Ha sido ya mucho el sufrimiento, mucho el dolor, mucha la desesperación y la desesperanza, como para querer seguir viviendo siempre de esa manera. No me merezco la vida que he llevado en el consumo de drogas, y mi familia no se merece la vida que yo les he dado”.
Agradezco la confianza de Johnny y aprovecho para reiterar, que la honestidad es una medicina amarga, pero efectiva, no hay recuperación cuando nos engañamos y no hay razón de vivir, cuando no se tienen esperanzas.
Un abrazo para Johnny.