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Creando estilos de vida sanos

Soy un Jugadora compulsiva

Soy un Jugadora compulsiva en recuperación. Todo comenzó con la curiosidad de conocer el Casino, al principio fue increíble, cuando yo llegue jugar en las máquinas tragamonedas (en realidad traga fortunas) dentro de mi pensaba que como había estado yo tanto tiempo sin conocer mi verdadero pasatiempo, me recrimine por haber pagado en meses anteriores un psicólogo cuando yo en ese lugar había encontrado lo que necesitaba, me sentía maravillada con una sensación inexplicable de bienestar, gente amable por todos lados esperando servirme, en esos momentos mi vida era complicada me encontraba pasando por un duelo súper doloroso, la muerte de un hijo.

Este lugar se convirtió en el centro de reunión familiar, mi familia más cercana nos poníamos de acuerdo para pasar un tiempo juntos (en realidad solo a la entrada y de vez en cuando un ¿como vas? ¿ganando ó perdiendo?)

Después de un tiempo al llegar al casino ya conocía a la mayoría de la gente que estaba jugando, no importaba si era de día, tarde o noche. Intercambiamos trucos, secretos y estrategias para ganarle a las máquinas (TODAS MITOS).

Un día cuando estaba meditando que en realidad perdía más de lo que ganaba sucedió algo, me saque un JACK-POT estaba tan emocionada, con este dinero  compramos un comedor y una recamara, yo sabia que tenia suerte y pensaba que de ahí en adelante todo seria ganancia, pero poco a poco comencé a perder el control jugaba cantidades más fuertes para recuperar lo perdido, deje de pagar servicios para poder seguir jugando, sacaba efectivo de las tarjetas con la ilusión de que en cuanto ganará las pagaría, pedí prestado a mis familiares y amigos porque mi quincena no duraba nada, inventaba una cantidad de mentiras para justificar el tiempo en que me ausentaba de casa y el dinero faltante, cada día me hundía más y aunque tuviera una buena noche y ganará al día siguiente volvía para ganar más y perdía muchísimo más de lo que había ganado, me fui dando cuenta de que no podría recuperar lo perdido y aun así seguía jugando ya no para Ganar si no para sentir esa adrenalina y esos momentos de bienestar, mi vida giraba alrededor del juego, no perdía la más mínima oportunidad para ir a jugar, dejando mis responsabilidades de madre y esposa a un lado, me descuide, perdí en todo sentido el valor del dinero, no era capaz de gastar ni 100 pesos en mi, todo el dinero era para las máquinas, mi marido me preguntaba si tenia problemas con el juego y yo me indignaba, hacia todo un problema cada vez que el tocaba el punto, las deudas y el miedo de sentirme atada al juego me hicieron pensar en mil salidas entre ellas el suicidio, para que así pudieran cobrar el seguro y quitarles el problema que estaba a punto de estallar.

Empecé a investigar acerca de esta compulsión y me di cuenta de que estaba enferma pero me faltaba el valor para dejar de jugar, un buen día no puede más y conseguí el correo del Grupo de Jugadores Anónimos que se encuentra en la Ciudad de México Grupo Polanco, mande un correo y me contactaron en unas cuantas horas, hable con mi marido y le explique lo que sucedía, el me apoyo y así llegue al grupo, sentía que mi vida no valía nada, el cruzar esa puerta y escuchar las diferentes historias de mis compañeros me hicieron sentir más tranquila, yo pensaba que había tocado el fondo más fuerte pero no fue así, al mes y medio de haber llegado al grupo recaí de la manera más dura, cuando le conté a mi marido en su cara pude ver que mi familia se había acabado, que la separación era inminente y que perdería a mi hija, regrese al grupo realmente destrozada pero ahora sin con la firme intención de salir adelante por mi, ya que era la única forma de recuperarme a mi misma e intentar recuperar a mi familia, me di cuenta de que mi enfermedad no tiene cura, me derrote ante las máquinas, acepte que la única manera de recuperarme es dejando de apostar, en el grupo se lleva la filosofía del solo por hoy y cuando estoy muy ansiosa por jugar sigo el consejo de un compañero del grupo que es solo por la siguiente hora no voy a apostar, me esta costando trabajo el salir adelante pero a mis 64 días abstinencia puedo decir con toda certeza que el estar en el grupo y con ayuda psicológica estoy recuperando mi vida, mi autoestima mi salud.
 

Las deudas me persiguen, pero si yo no hubiera parado talvez hoy no lo estaría contando.