El hombre adicto a los zapatos
Dier Mosquera Romero es adicto a los tenis y nunca se imaginó que su afición le ayudaría a conocer un mundo virtual, donde los zapatos serían un negocio a través de tiendas Online que mueven millones de dólares cada año y que se ven reflejados a la hora de calzar algo auténtico y esencial. Ahora ejerce su profesión de traductor, conociendo personas de todo el mundo que distribuyen, adquieren y venden tenis a través de la Internet. Con 32 años, proveniente de Bahía Solano (municipio del Chocó), comenzó a tener adicción por los zapatos desde muy pequeño, observando a los jugadores de baloncesto (su deporte favorito) y a cualquier persona que apareciera en televisión o que se encontrara en su camino luciendo algunos tenis que le llamaran la atención. Esa atracción tuvo un precio para su infancia y un sacrificio que ahora recuerda con una sonrisa cuando explica cómo era la forma de ahorrar estando en el colegio. “No me gastaba los dos mil pesos que me daba mi mamá para comer algo, yo tomaba agua para llenar el estómago, además me iba y me venía a pie para reunir esa plata y comprarme tenis en diciembre. Ya que en ese tiempo mi familia no tenía los recursos pero con lo que reunía más la plata de mis padres ajustaba para unos zapatos no tan caros pero que si me gustaran y fuera feliz”.
Sus estudios comenzaron en la escuela Primavera de Cali, y el bachillerato en dos lugares de la misma ciudad, sus primeros cursos los desarrolló en el Instituto Antonio José Camacho y luego en el colegio Marice Sinisterra del cual se graduó.
Su otra pasión surgió al terminar la secundaria, estudiar Traducción fue una carrera que se convirtió en el complemento de un sueño para este profesional y adicto a las formas, diseños y colores de los tenis.
“Yo quería estudiar traducción, no licenciatura, personalmente no tengo la vocación de enseñar. Luego de varias búsquedas, me di cuenta que la Universidad de Antioquia ofrecía la carrera de traducción. La primera vez que me presenté, no pase y de ahí hice un preuniversitario y logré ingresar. Me demoré seis años para graduarme, por los paros pero oficialmente me convertí en un traductor titulado en el año 2014”. agrega.
Sus pasos por la universidad le permitieron crear un negocio virtual que hoy se llama TeniAdictos y del cual se alegra. Idier se esfuerza y pone en práctica lo que aprendió en el alma mater. Es tranquilo, carismático, responsable, no toma y es de buen vestir por tennis que casì nadie más tiene, esto último llamó la atención de sus compañeros de clases que comenzaron a preguntarle dónde conseguía los zapatos, sin saber que ellos empezarían a ser sus primeros clientes.
Cuenta Idier, que aprovechó que un primo viajaba a Estados Unidos y traía zapatos para él. “Le pedí que me trajera a mí, y acá en Medellín cuando me encontraba estudiando, la gente me comenzó a preguntar que dónde sacaba los zapatos, que les gustaban, que eran ch éveres, que por acá no los habían visto, y ahí me surgió la idea de vender. ¿Si la gente pregunta tanto, porque no encargo para vender?, y ya llevo 4 años en mi tienda virtual TeniAdictos”.
Gracias a su profesión, hoy interactúa con varias personas de diferentes países como: Rusia, Estados Unidos, Israel, Francia, Italia y Dinamarca que también son adictos a los tenis y que utilizan la Internet para buscar nuevos diseños y ser únicos como Idier.bvLa vida de Idier gira alrededor de los zapatos. Se levanta a las siete de la mañana y lo primero que hace es revisar las páginas que se especializan en calzado. También mira quién le escribiò a través de las redes sociales, qué pedidos hay, los zapatos que llegaron, las cuentas por pagar y los pagos recibidos. Mensualmente puede vender hasta 30 pares de zapatos.
“Hay páginas dedicadas solo a decir en que lugar y fecha salen los zapatos y donde los encuentra más baratos. Había una página que te señalaba dónde estaban a mitad de precio. Existía un buscador en el que ponías el nombre del zapato y te decía en que tienda estaba, el medio de pago y donde era más barato, si era auténtico o era replica. ¿Y qué pasó?, desapareció, Google lo compró, ahora funciona como una aplicación de celular con el nombre de Shopping, en este momento sus creadores son millonarios”, agrega.
Éste solaneño de nacimiento no es un vendedor común como los que se encuentran en las redes sociales, no ofrece réplicas de calzado, prefiere ser sincero y original con sus productos, tanto que en él se ha creado una reputación. Ahora la gente lo busca no solo para comprarle, sino para consultar qué tan bueno sería comprar un par de zapatos en otro lugar.
Idier dice que siempre se debe pedir la caja y el recibo de donde se importa el artículo, “la gente se está dando cuenta que es preferible comprar unos zapatos de $400 mil que te duren 4 años o más a comprar cuatro de $100 mil que te duren un mes por la mala calidad. Hay que ser franco, no todos tienen para comprar, que sea el comprador quien decida. Porque una vez, dicha una mentira, el cliente se entera que es una réplica, se daña, ese cliente no vuelve jamás, y los amigos de ese cliente, no irán a tu tienda virtual, así como se riega la buena reputación, se riega la mala”.
El negocio virtual de tenis tiene sus complicaciones como cualquier otro, en este caso el tiempo es algo primordial. “Los envíos se retrasan porque la empresa encargada embolata los productos, también la DIAN retiene los pagos, yo la opción que doy es devolver el dinero, yo me comprometo a una fecha y si no la cumplo, les hablo a los clientes, si ellos no pueden esperar les devuelvo el dinero”.
En su página, siempre encontrará comentarios, pedidos, sugerencias y algunas críticas frente a sus precios. Para Idier, es algo normal, su honestidad y su tranquilidad le permite contestarles a las personas que le han escrito. Según él, hay gente que no entiende los gastos que hay detrás de un negocio, cada zapato importado debe cubrir un pago de impuestos, el envió dentro del país que se va a importar, el envió a Colombia, el envío dentro del país, siempre se va un montón de plata, pero también esos comentarios han sido positivos y de gratitud frente a la calidad de sus productos”.
Hoy, siendo correcto, amable y “pilo” en el estudio, Idier Mosquera Romero, aprendió a combinar su profesión, enfocando un estilo de vida a lo que verdaderamente le apasiona, tenis¬-moda-¬traducción. De cierta manera hace valorar el arte, los diseños y los artistas que están detrás de un par de zapatos y compensa con su trabajo y su profesión lo que no pudo tener cuando era niño: una gran variedad de zapatos para su uso diario.