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Creando estilos de vida sanos

¿Usas el pensamiento para evadir sentir?

Randall buscó mi ayuda porque estaba atorado siendo miserable y no tenía idea de cómo salir de su miseria. En su vida había experimentado momentos de gran dicha y sentido de unión con toda la vida, pero esos momentos eran infrecuentes. Él quería más de esos momentos pero no tenía idea de cómo lograr atraerlos nuevamente.

Randall es un hombre extremadamente inteligente, pero de alguna manera estaba utilizando su propia inteligencia en su contra. El problema estaba en que cuando Randall tenía esos momentos de verdadera conexión, él inmediatamente se iba a su mente para tratar de averiguar como había sucedido. En el momento que él se fue a su mente, él perdió la conexión que tan desesperadamente deseaba.

Randall se fue a su mente por que por mucho que el quería la dicha de una conexión espiritual profunda, él quería aún más otra cosa que eso – control sobre esa conexión. El ego yo herido de Randall creía que con su intelecto podía controlar la conexión con el espíritu – si tan solo pudiera descifrar como lo hacía, lo podría controlar. La última cosa que Randall quería hacer (lo cual es indispensable para poder conectar con el espíritu) es rendir el pensamiento. Randall era profundamente adicto a pensar, una manera de no sentir su experiencia interior. Pensar era su manera de controlar sus sentimientos dolorosos, como su desolación, soledad, e impotencia sobre los demás y sobre su conexión espiritual.

Muchos de nosotros somos adictos a pensar. Creemos que si podemos descifrar las cosas vamos a poder controlar a los demás y el resultado de todo. Queremos controlar qué sienten las personas con respecto a nosotros y como nos traten a través de decir justo la cosa correcta – así que lo tenemos que pensar una y otra ves para descubrir cual es la cosa correcta que decir. A esto se le llama rumiar. Rumiar es pensar obsesivamente acerca de algo una y otra vez con la esperanza de finalmente encontrar la respuesta correcta, la cosa correcta que decir, la forma correcta de ser para tener control sobre los demás y sobre el resultado de las cosas. Rumiar también es una forma de tener control sobre nuestros propios sentimientos dolorosos; esto último es la  raíz de las adicciones.

En mi trabajo con Randall, en el momento en el que los sentimientos surgían el se iba inmediatamente a su cabeza y analizaba lo que estaba pasando en la sesión. Una y otra vez yo lo sacaba de su cabeza y lo metía a su cuerpo, en sus sentimientos. Sus sentimientos eran tan aterrorizantes para el que solamente se podía quedar unos pocos momentos con ellos antes de regresarse a su cabeza – explicando, descifrando, intelectualizando. Estaba tan aterrorizado de la soledad y desolación que sintió en el alma que había aprendido a evadir estos sentimientos con su mente. Sin embargo, hasta que Randall estuvo dispuesto a sentir sus sentimientos dolorosos, mismos que habían estado ahí desde su infancia, el no había podido permanecer afuera de su cabeza. Mientras que su intención fue controlar su dolor en lugar de aprender de él, él no había sido capaz de moverse a la conexión espiritual que tanto deseaba.

El propósito de todas nuestras adicciones es evadir el dolor, especialmente la profunda soledad del alma que todos sentimos en esta sociedad. El problema es que nuestra desconexión de nuestros sentimientos – que es nuestro Niño Interior – crea también desolación. Nuestro yo sentimental o sentimientos – nuestro Niño Interior, es dejado solo en el interior sin nadie que atienda los sentimientos dolorosos. Es solamente cuando nuestro deseo es aprender acerca de cómo nosotros podemos estar causando nuestros propios sentimientos dolorosos que abrimos la puerta a nuestra experiencia interior. Nuestro deseo de aprender también abre la puerta a nuestra conexión espiritual, la que no podemos sentir cuando nuestra intención es evadir el dolor con nuestras varias adicciones.

Le tomó a Randall muchos meses para estar dispuesto a sentir sus sentimientos dolorosos, pero él descubrió que cuando finalmente tuvo el valor de sentirlos, no fue tan malo como pensaba. De hecho cuando dejó de abandonar a su Niño Interior a través de irse a su pensamiento adictivo, el dejó de sentirse solo por dentro. Conectarse con él mismo le permitió conectarse con el espíritu por más y más tiempo. En lugar de llegar ahí a través de pensar y tratar de controlarlo, el estaba llegando ahí a través de estar presente en el momento con su experiencia interior – rindiéndose al momento. Randall encontró que mientras que no puede controlar a los demás ni el resultado de las cosas, él de hecho tenía control sobre su miseria – a través de escoger la intención de aprender en lugar de protegerse contra el dolor. Mientras que él no podía controlar a él espíritu, el si había controlado su propia intención, lo que eventualmente lo llevo a ser capaz de conectarse con el espíritu.