Mi adición a bebidas energéticas
A sus 22 años, Alba -nombre irreal para preservar su identidad-, reconoce que está «enganchada» a las bebidas hipertónicas. «Empecé a los 15 porque a mi padre también le gustan y las traía a casa», explica a ABC. Desde entonces, no puede pasar un día sin ellas. Principalmente, adolescentes y jóvenes son quienes recurren a las energizantes y a su cafeína para aumentar el rendimiento, así lo desvela un informe de 2013 de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), máxima autoridad europea en temas de alimentación: el 68% de los adolescentes europeos ingieren este tipo de bebidas, un 30% en el caso de los adultos.
La joven madrileña pertenece a este último grupo de población, pero no sabe cuántas personas más hay como ella. Tampoco tiene interés en conocer cuáles son todos los componentes de las bebidas que consume a diario ni sus posibles efectos adversos: «no me voy a concienciar, es mi sustento de energía», responde mientras sostiene el Red Bull de 250 mililitros que tomará durante la comida. El agua y los refrescos los ha sustituido por su bebida «favorita» y, solo al mediodía, ya ingiere 80 miligramos de cafeína.La EFSA recomienda una dosis diaria entre 75 y 300 mg, pues puede ayudar a mejorar las labores físicas e intelectuales. Sin embargo, ante una ingesta excesiva de cafeína es posible que surjan mareos, náuseas, nerviosismo e irritabilidad, pero también un aumento del ritmo cardíaco, de la tensión arterial e incluso arritmia, según indica la Fundación Española del Corazón.
La cafeína y la taurina son los elementos estrella, se les asocia como responsables de proporcionar ese poder energético junto con el ginseng, guaraná, o la L-carnitina, propia de los Monster. Pero ninguna de ellas tiene dicha función, según indica un informe de 2011 de la EFSA. Las vitaminas del grupo B y la elevada tasa de cafeína serían las únicas que generan ese aporte de energía. Uno de los motivos que animó a Alba a seguir bebiendo este tipo de energizantes reside en uno de esos componentes: la vitamina B12.
«Empecé a tomar más cuando me enteré de que llevaban B12; yo antes la tenía baja y ahora la tengo regulada», explica aunque reconoce que no sabe si eso ha «influido»; ya está bajo tratamiento por su anemia. Algunas causas manifiestas de falta de B12 son un cansancio y debilidad excesivos, y una de las promesas de estas bebidas es terminar con ello a pesar de los efectos que pudiera producir un consumo excesivo: «soy consciente de que causa nerviosismo, los otros prefiero no saberlos», concluye.