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Creando estilos de vida sanos

Confesiones de un adicto al sexo

En este caso, te vamos a revelar las confesiones más íntimas de Manuel,  un adicto al sexo, quien tuvo la valentía de contar sus secretos y dramas, mientras lucha por su recuperación.

Entrevistador:  ¿Cómo definirías tú la adicción al sexo?

Manuel: La adicción es una enfermedad que afecta la mente, el cuerpo y el espíritu. Es una enfermedad progresiva, que nos lleva a practicar conductas cada vez más peligros, con consecuencia cada vez más serieas.

Entrevistador: ¿Cómo se  diferencia a un adicto al sexo de una persona a la que le gusta mucho el sexo?

Manuel: La diferencia radica en el CONTROL: una persona que tiene una libido alta y que le gusta disfrutar del sexo lo practica involucrando emociones y en condiciones seguras:  decide cuándo y cómo va a tener sexo. Un adicto sencillamente no tiene control. Comienza a tener relaciones con muchas personas y llega a un punto en que ya las tiene con personas con las que no mantendría relaciones en circunstancias normales, con la que no tiene ningún tipo de lazo emocional.  Lo hace porque entra en algo que llamamos la “Burbuja” que es ese estado mental, donde ya no tenemos control para parar y simplemente la obsesión, nos gana y es mayor que nuestra voluntad de parar.

Entrevistador: Y a eso yo le agrego también el deseo compulsivo, como sucede con todas las adicciones, porque la adicción al sexo es una adicción, similar a la adicción de los juegos de azar, drogas o alcohol; donde hay un componente muy grande de COMPULSIVIDAD.¿Cuándo te diste cuenta tú de que tu manejo de la sexualidad estaba fuera de tu control y buscaste ayuda?

Manuel: Yo solo no me di cuenta. Mi esposa fue la que me puso un límite: “Buscas ayuda o te vas de esta casa”. Yo busco ayuda, NO PORQUE PENSARA QUE TENÍA UN PROBLEMA, sino porque yo sabía que significa el divorcio. Inclusive cuando yo comienzo la rehabilitación, voy a mis primeras reuniones, y a pesar de que me identifico plenamente con los testimonios, yo sigo pensando que yo no soy un adicto. Yo pensaba que mi habilidad estaba en conquistar mujeres. Como yo no pagaba por sexo, yo pensaba que yo era un galán! Pero descubrí en mi grupo que yo no era galán, sino que yo en mi adicción aprendí de manera natural a identificar a otras adictas al sexo, adictas al romance, adictas a las relaciones y me aprovechaba de mujeres vulnerables, para que ellas se convirtieran en mis parejas sexuales.

Entrevistador: ¿En qué consistían tus comportamientos sexuales adictivos?

Manuel: Me pasaba horas en Internet buscando pornografía y teniendo sexo cibernético; además de pasarme horas masturbándome.  También tenía múltiples parejas sexuales, no podía contenerme, no me cuidaba, lo hacía en lugares peligrosos, a cualquier hora.

Entrevistador: ¿Cómo afectó tu adicción al sexo tus relaciones personales, laborales?

Manuel: ¡Muchísimo!  El adicto al sexo es adicto a la evitación: es decir, no nos gusta vivir en la realidad: Vivimos en un mundo de fantasía. Quiere decir que tratamos por todos medios de evitar todo aquello que signifique un contacto emocional. En mi caso en particular, cuando empecé a desarrollar la adicción, yo me alejaba emocionalmente de mi pareja. En lo laboral, perdí trabajos por ver pornografía, perdí trabajos por acostarme con  empleadas o acosar sexualmente a otras mujeres que no  buscaban una relación conmigo. EL PROBLEMA CON LOS ADICTOS ES QUE PIENSA QUE TODAS LAS MUJERES QUE SE LE ACERCAN QUIEREN ACOSTARSE CON UNO.

Entrevistador: ¿En qué consiste el proceso de recuperación? ¿Cómo es?

Manuel: Lo más difícil, es reconocerse adicto al sexo. Hay un problema de la cultura latinoamericana machista que le enseña a uno que cuanto más mujeres tengas, más hombre eres. Eso no ayuda!!! Además, de todo el estímulo sexual que encuentras por todas partes!Cuando yo llegué a un grupo tuve que reconocer que era adicto. Hoy después de varios años de estar en el grupo, hay ocasiones en las que mentalmente me llega un flash que me dice: “no eres adicto, eres una persona que es buena en la cama”. Uno debe buscar en un grupo de apoyo, participar en todas las reuniones, ser constante, buscar un padrino, tener los números de teléfono de las personas que también están en recuperación para llamarlas cuando uno siente que uno está a punto de tener una recaída. Es decir, reconocer que solos no podemos.

Entrevistador: ¿Has tenido recaídas?

Manuel: Sí, claro. En estos años de recuperación, tuve dos recaídas, teniendo sexo extramatrimonial.  Y también recaídas con pornografía y masturbación. Pero puedo decir que en un 98 por ciento se han reducido mis conductas sexuales.Es muy importante, Alessandra, recalcar que lo que se busca en el proceso de recuperación es Progreso, no Perfección. Dejar la conducta sexual  compulsiva no es como dejar el alcohol o dejar la marihuana. Es mucho más complicado, porque nosotros cargamos una mente y un órgano sexual con nosotros, lo llevamos a todas partes.

Entrevistador:  Claro! En el caso del alcoholismo, por ejemplo, se busca el 100 por ciento de abstinencia. Pero el deseo de procrear está en nuestro ADN. La abstinencia sexual no es imposible, pero generalmente es poco realista. Hablemos ahora de los síntomas de la adicción al sexo.

Manuel: Hay una regla de oro: en el grupo decimos: “Dime de qué tamaño son tus secretos y te diré de qué tamaño es tu adicción”. Es decir, cuando uno tiene conductas de las cuales uno no se sentiría orgulloso si salieran a la luz.