La historia de Brandon y su adicción al trabajo
Brandon, de 31 años, empezó a fumar a mediados de la adolescencia y a los 18 años se le diagnosticó la enfermedad de Buerger; es un trastorno vinculado al consumo de tabaco que provoca el bloqueo de los vasos sanguíneos de las manos y los pies, y puede ocasionar infección o gangrena. Aunque esta terrible enfermedad no tiene cura, dejar el tabaco puede detener los síntomas.
“Era joven. No lo creía. Quería demostrarles a los médicos que se habían equivocado”, cuenta Brandon. “Finalmente, necesité 9 años y la amputación de mis dos piernas y varias yemas de los dedos para dejar de fumar”.
Libre del cigarrillo desde hace 4 años, Brandon no ha tenido más amputaciones, pero aun debe enfrentar las consecuencias de la doble amputación que se le practicó. “Si tengo que ir al baño por la noche, tengo que ponerme las piernas o arrastrarme”, comenta. “Solo puedo pasar un tiempo limitado con las prótesis de las piernas puestas o corro el riesgo de que se formen llagas. El resto del tiempo tengo que usar una silla de ruedas”.
Brandon también es muy consciente de las consecuencias para sus seres queridos. “Mi hábito de fumar afectó a tanta gente”, expresa. “Mis padres, mi esposa, mi hija y ahora mi hijo bebé. Puedo sentarme en el suelo con él ahora que es bebé, pero cuando crezca, no podré salir, correr y jugar al fútbol con él. Fumar nunca se trata solo de ti”.
Brandon participa en la campaña Consejos de exfumadores® porque siente repulsión por el tabaco y quiere que la gente deje de consumirlo. “Llegué demasiado lejos con el cigarrillo”, confiesa. “Déjalo hoy mismo, no mañana. Ni siquiera sabes las consecuencias de ese próximo cigarrillo”.