Vida de adictos MartÃn
"Comencé a drogarme alrededor de los 16, quizá 17, no puedo precisarlo, con marihuana. Utilizaba también cemento de contacto y anfetaminas. Empecé un poco por curiosidad, otro poco porque siempre me atrajo lo prohibido, lo que transgrede. Fue como un juego al principio. Era algo nuevo, original (así yo lo sentía) y me atraía. A partir de ahí comencé a frecuentar lugares de tipo alternativo, donde se hacía culto a una cultura subterránea que incluía músicos, pintores, poetas y 'locos en general'. Pensaba, por aquellos años, morir a los 25 años y las drogas me parecían una excelente forma de aprovechar el tiempo que me quedaba.
Si Baudelaire se drogaba, si lo hacían Dalí, Buñuel, Artaud, Poe, Huxley, ¿por qué no yo? Defendía la marihuana, que siempre me pareció inocua y me parecía bien la legalización. Claro, la marihuana 'permitía' hacer una vida 'más familiar' en el sentido de que uno come, duerme y no crea tantos problemas. Después sí, tuve que vender para solventar mi consumo y más adelante acompañé varias veces a mi dealer a robar para solventar el consumo de cocaína. Ya entonces me empecé a sentir mal y traté varias veces de dejar.
Intenté con la acupuntura, la homeopatía, los psiquiatras. Conseguía dejar inyectarme y de inhalar, pero mis planes no incluían dejar de fumar marihuana. Después reincidía. Al final, mi idea de que el suicidio era una salida válida para esta vida hizo que me vuelque casi definitivamente a la cocaína.
A los 18 años me fui a vivir solo, es decir, sin mis viejos, con varios chicos con los que formábamos un grupo de música. Ahí conocí a la morfina y la heroína, pero como no eran fáciles de encontrar no me enganché. En esa época tenía miles de conocidos y ya no sabía quiénes eran mis amigos. Me drogué durante 12 años, pero nunca dejé de trabajar. Postergué proyectos y estudios, pero siempre trabajé a pesar de mi resistencia a hacerlo. En los mejores momentos de mi vida, que fueron presenciar los partos de mis hijos, en esos precisos momentos no estaba bajo efectos de nada. El 'festejo' venía la noche posterior. Hoy me siento un estúpido de querer 'festejar' el nacimiento de una vida con resabios de muerte. En lugar de querer prolongar mi vida a partir de ahí la acortaba...
Hubo un intento grande para terminar con todo y fue irme a vivir a las sierras, a Córdoba. Arrastré a mi familia a un proyecto que al principio funcionó, pero recaí otra vez. La cuestión no era cambiar el entorno, primero había que cambiar lo interno. Llegué a pensar que la única forma de dejar las drogas era el suicidio. Lo intenté varias veces y por suerte fallé.
Hoy vislumbro otra cosa y a veces, no lo puedo creer. Fueron muchos años de drogas, estaba cansado tanto psíquica como físicamente. Ya nada me divertía ni alegraba. Hoy pude renovar mis ganas y tengo toda la energía para hacer algo para mí."
Fuente
http://www.manantiales.org/individuales.php