Compras compulsivas (la historia de Érika)
Mis padres vivieron una infancia llena de
necesidades materiales y salieron adelante trabajando arduamente. Han tenido
que trabajar muy duro para construir una pequeña fortuna y asegurarse de que nosotros
no fuéramos a pasar por las carencias que ellos tuvieron que afrontar durante
su infancia y adolescencia.
Mi papá cuenta que tuvo su primer par de
zapatos a los diez años; que a los doce años le tocó salir de su casa a ganarse
la vida; que le tocaba caminar cinco kilómetros para llegar a la escuela en la
época de la violencia; que muchas veces, siendo un niño, se tropezó con muertos
en el camino y que lo único que llevaba en la lonchera para pasar el día era un
pedazo de panela.
La historia de mi madre es similar; no te la
cuento, para no ponerte a llorar y porque se me va todo el tiempo contando historias
de otros. La historia que quiero contar es la mía:
En mi casa nunca ha faltado la comida y
siempre ha habido cierta abundancia material. Hemos estudiado en los mejores
colegios, todos tuvimos carro nuevo al finalizar el bachillerato, y cuando entramos
a la universidad recibimos una tarjeta de crédito amparada como respaldo para
cualquier emergencia.
Fuente: http://blogs.eltiempo.com/adicciones-del-nuevo-milenio/2012/05/18/compras-compulsivas-la-historia-de-erika/