"Sobreviviendo"
Durante su adolescencia y primera juventud, Maia luchó con una adicción a la cocaína y la heroína.
En una entrevista, ella comenta que el uso de drogas le daba “protección emocional”: se sentía socialmente aislada, era muy sensible, y las drogas la ayudaban a conectar con otros y a manejar su malestar.
Su experiencia personal con la adicción la motivó a investigar: quería entender por qué alguien “prometedor” (ella era buena estudiante) terminaba envuelto en consumo compulsivo.
En su obra, Maia propone ver la adicción no sólo como una “enfermedad cerebral”, sino también como un problema de aprendizaje: sugiere que muchas conductas adictivas son fuertes asociaciones aprendidas entre el uso de sustancias y el alivio emocional, y que por eso no basta con “castigar” o tratar con vergüenza a las personas.
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