“Aprendí a no depender de la hierba”

“Empecé a fumar marihuana a los 17 años por curiosidad y porque todos mis amigos lo hacían. Al principio era divertido, me ayudaba a relajarme y a dormir mejor. Pero con el tiempo me di cuenta de que sin fumar no podía concentrarme ni disfrutar las cosas igual. Fumaba casi todos los días.

Hace un año decidí dejarla. No fue fácil, me ponía ansioso y dormía mal al principio, pero poco a poco empecé a sentirme más claro mentalmente y con más energía. Ahora fumo muy de vez en cuando, y lo hago de forma consciente, no por costumbre.

Aprendí que la hierba no es mala por sí sola, pero sí puede volverse una muleta si la usas para evadir tus emociones o responsabilidades.”