Voces, sombras y la lucha por volver a ser yo
“Cuando era niño, alrededor de los 3 años, empecé a escuchar voces que no estaban allí: susurros, personas hablando y ruidos muy fuertes. También veía cosas que no existían y sentía cosas que nadie más sentía. Veía sombras, monstruos, fantasmas, espíritus e incluso personajes ficticios que nacían de mis propios pensamientos delirantes.
Siempre sentía que alguien me estaba observando o siguiendo, sin importar a dónde fuera. Tenía pensamientos constantes de que el mundo no era real, o que yo mismo no lo era, como si todo fuera falso. Vivir con esquizofrenia es aterrador. Lo más difícil fue que durante muchos años pensé que todo esto era normal.
No fue hasta que leí una noticia sobre la esquizofrenia que empecé a entender lo que me pasaba. Ahí fue cuando decidí buscar ayuda. Probé diferentes medicamentos, y aunque no siempre funcionaban, algunos empezaron a hacer efecto.
Hoy en día, los síntomas ya no son tan intensos como antes. Ya no escucho voces. Es extraño decirlo, pero a veces mi mente se siente vacía, incluso solitaria. Pero prefiero eso a las voces y visiones que solía tener.
La esquizofrenia es una enfermedad mental de largo plazo, pero con el tratamiento correcto y los recursos adecuados, es posible reducir mucho los episodios. No es fácil, pero se puede vivir mejor. Mi vida no es perfecta, pero estoy avanzando. Estoy volviendo a ser yo.”
Este testimonio refleja no solo el dolor y la confusión de vivir con esquizofrenia desde una edad temprana, sino también la importancia del diagnóstico temprano, el acceso a la salud mental y el poder transformador del tratamiento. A través del apoyo médico y personal, muchas personas con esquizofrenia pueden encontrar estabilidad y esperanza en su recuperación.