Creando estilos de vida sanos

Perdí todo por la cocaína… incluso casi pierdo a mi hija

Me llamo Edgar, tengo 43 años y soy de la Ciudad de México. Empecé a consumir cocaína a los 17, cuando trabajaba como ayudante de mecánico. Al principio era ‘solo los fines de semana’, para aguantar más en las fiestas o para sentirme más ‘vivo’. Pero esa línea se desdibujó muy pronto.

Para cuando cumplí 25, ya no podía pasar un día sin drogarme. Me metía cocaína antes de ir al trabajo, en el baño, o en el coche. A veces hasta la mezclaba con alcohol o marihuana. Sentía que tenía el control, pero era una mentira. La droga controlaba mi vida.

Perdí mi primer trabajo a los 28. Me corrieron por llegar drogado. Después me metí a vender piezas robadas, y luego a cosas peores. Me peleaba con todos, con mi pareja, con mis amigos, con mi madre. Una vez le grité tanto a mi mamá que se desmayó del susto. Nunca me lo perdoné.

La peor parte llegó a los 35, cuando nació mi hija. Pensé que eso me haría cambiar. Lo intenté… pero la adicción es más fuerte que el amor si no se atiende. Un día, completamente drogado, agarré a mi hija —tenía apenas 3 años— y me la llevé en la motocicleta. Íbamos a toda velocidad, no me importaba nada. Tomé una curva mal y nos accidentamos. Yo quedé con la pierna atrapada bajo la moto… y mi hija salió volando. Gracias a Dios cayó en el pasto y no le pasó nada grave.

Ese fue mi punto de quiebre. Vi a mi niña llorando, con la cara llena de miedo, y supe que si no hacía algo, la próxima vez ella no viviría para contarlo. Me interné en un centro de ayuda. En los Centros de Integración Juvenil comencé terapia, primero individual, luego grupal. Me costó años entender por qué consumía: por vacío, por rabia, por miedo.

Hoy llevo 6 años limpio. No ha sido fácil. A veces todavía sueño con consumir. Pero cuando veo a mi hija correr por el parque, cuando la oigo decirme “te amo, papá”, sé que elegí el camino correcto.

Si alguien está leyendo esto y cree que no puede salir de la cocaína… sí se puede. Pero hay que pedir ayuda. Nadie puede solo.