Volver a Sentir: Mi Camino Fuera de la Oscuridad
Durante mucho tiempo pensé que simplemente era floja o ingrata. Tenía trabajo, una familia que me quería, pero aún así no sentía nada. Me costaba levantarme de la cama, bañarme, contestar un mensaje. Todo me parecía inútil. Lloraba sin saber por qué y luego pasaba días sintiéndome vacía, como si no existiera.
La parte más difícil fue fingir que estaba bien. Sonreía en reuniones, decía ‘todo bien’ cuando me preguntaban, pero por dentro sentía que me estaba apagando lentamente. Recuerdo una noche en especial, sola en mi cuarto, en la que pensé seriamente que quizás no valía la pena seguir. Ese fue mi punto de quiebre.
Al día siguiente, con el poco ánimo que me quedaba, pedí una cita con una psicóloga. Fue la decisión más difícil pero más valiente que he tomado. Me diagnosticaron depresión clínica. Inicié terapia y luego tratamiento médico. No fue magia ni rápido, pero poco a poco volví a sentir, a reír con ganas, a hacer planes.
Hoy no estoy ‘curada’, pero estoy viva, consciente y acompañada. Y si algo puedo decirle a quien se sienta como yo me sentí, es esto: pide ayuda. No estás solo. Y sí, se puede volver a vivir