Me llamo Julia y soy ama de casa.
Todo el mundo podría pensar que lo tengo todo, pero apareció el TOC: mis miedos se centraban en el polvo. Jamás estaba todo lo reluciente que yo quería y que creía que mi marido y mis hijos se merecían. Me asaltaban unos miedos irrefrenables a provocarles enfermedades si no me aplicaba con más ganas a limpiarlo todo. Incluso, en los estadios más graves de la enfermedad, creía que al terminar una habitación y hacer otra, la anterior ya se había llenado de polvo tóxico para los míos y para mí misma. Lo peor del caso era que no me daba cuenta y de que mis obsesiones me hacían olvidar vivir mi propia vida y disfrutar de todo lo bueno que hay ahí fuera. Llegué a una desesperación tal que todos mis seres queridos me aconsejaron buscar ayuda. Después de mi terapia he aprendido a controlarme, a jugar con mis hijos dejando que se ensucien sin sentir miedos, salir con mi marido y ¡ser yo de nuevo!