PATTY HEARST, EL CASO DE SÍNDROME DE ESTOCOLMO MÁS CONOCIDO
Patricia Hearst fue secuestrada el 4 de febrero de 1974 por el Ejército Simbiótico de Liberación, un grupo terrorista norteamericano surgido un año antes en California, cuando se encontraba en el apartamento de su novio. El objetivo no era ella, claramente, sino su padre, considerado por el Ejército, como el enemigo del pueblo. Los secuestradores estuvieron durante días chantajeando al hombre, le ordenaron entregar 70 dólares en comida de calidad a todos los californianos pobres. El progenitor de la secuestrada gastó cerca de dos millones de dólares en comida. Sin embargo, su querida hija no fue liberada. Dos meses después, la familia Hearst recibió un cassette en el que Patricia decía renunciar a su nombre, dándose a sí misma el seudónimo de “Tania” y en el que les comunicaba su decisión, de quedarse y pelear con el Ejército Simbiótico de Liberación. Patty Hearst asaltó el banco de los padres de su mejor amiga junto a sus secuestradores, llevándose 10.000 dólares e hiriendo a dos guardias. Finalmente fue detenida. Sus abogados alegaron, en el juicio –celebrado el 20 de marzo de 1976- que sufría el síndrome de Estocolmo. La joven afirmó que se había visto encerrada en un armario y que durante su cauterio abusaron física y sexualmente de ella. Luego fue obligada a unirse a ellos “o morir”. Un caso extremo del síndrome de Estocolmo. No les sirvió de mucho. La joven Hearst fue condenada a diez años de cárcel por robo, pero salió a los 23 meses, gracias a una amnistía que le concedió el presidente Jimmy Carter. Antes de recuperar su libertad, se enamoró de un guardia de la prisión en que estaba, un hombre de 33 años, lo cual reafirmaba el síndrome de Estocolmo, una vez más.