30 de June del 2012
Creía haber encontrado un modo agradable de vivir, sin darle mayor importancia a lo que me rodeaba. Me reunía con mis amigos de parranda. Estaba en lo mejor de la vida sin que se me ocurriera pensar que algo podía cambiar más adelante. Me parecía que tener problemas con la bebida era de gente débil de carácter, para los inútiles e impotentes que no sabían dominar el licor.
Éramos los dueños del día y de la noche y de cuanta cosa hubiera. Así tenia que ser siempre. Jamás íbamos a tener dificultades por tomarnos unos cuantos tragos. Jamás nos iba a ir mal. Nosotros sabíamos lo que hacíamos. Paso el tiempo y siguieron las fiestas, los bailes, las parrandas con los amigos inseparables y siempre alegres que iban a estar conmigo toda la vida.
Pero algo comenzó a suceder. Las cosas nos salían mal y se lo achacábamos a la mala suerte. Si la familia y los otros nos miraban mal era por que eran unos tontos que no nos comprendían, así que se convirtieron en mis enemigos. No me di cuenta que el alcohol se estaba cobrando con altos intereses el placer que nos había dado. Me convertí en su esclavo y vivía obsesionado con la bebida, no tenía fuerza de voluntad, estaba hundido en la desesperación, en la soledad y en el odio. Los amigos inseparables me habían dejado solo...
-Entonces sentía realmente la necesidad del alcohol. Todo lo que yo vivía, los problemas que surgían en mi casa, en mi escuela, con mis amigos, con mi novia, todo eso sentía que me hacía daño, que me preocupaba. Me hacía sentir en un estado de angustia, de desesperación, de no encontrar una salida... y cuando yo bebía, tenía una sensación de calma, de tranquilidad, aparentemente de que no pasaba nada.
- Buscaba beber siempre con la idea de calmarme. Nada más. Una o dos copas para continuar con mis actividades normales. Cuál sería siempre mi sorpresa que cada vez que yo empezaba a beber ya no podía detenerme. Sentía una necesidad de beber más, más y más, sin poder controlarlo. Entonces me daba cuenta de que una vez que empezaba a beber, tenía que seguir hasta quedar borracho.
- Llegó un punto en que pensaba que la única solución era dejar de existir, porque no había nada que valiera la pena en el mundo para mí; sentía que nadie me comprendía, nadie me quería. Incluso el alcohol ya no me llenaba, ya no me satisfacía.
- Algún tiempo pude contenerme, un mes, dos. Pero después volvía a caer, todo volvía a lo mismo, no podía detenerme hasta quedar totalmente borracho. Mi vida comenzó a girar en torno al alcohol, a conseguir dinero para poder beber, todo lo demás no tenía importancia. Hasta que no me di cuenta que tenía un problema y busqué ayuda, mi vida no volvió a tener sentido.
Según datos de la Encuesta Nacional de Adicciones hay 32 millones de bebedores en México, de los cuales, 30% son adolescentes entre los 12 y los 17 años de edad. Además, 95% de la fuerza laboral entre 25 y 44 años de edad, bebe. De estas personas, dos de cada 10 tienen un consumo riesgoso.
Además, 40% de los accidentes de tránsito que ocurren en la Ciudad de México, tienen relación con el consumo de alcohol y 80% de los reclusos fueron enviados a prisión por problemas generados por esta misma causa.
No dejes que el Alcohol destruya tu vida ni la de tus seres queridos.
No tengas miedo de buscar apoyo. Si tienes problemas con tu consumo de alcohol o conoces a alguien que los tenga, hazle saber que no está solo y que sí hay una solución. En Umbral la puerta está abierta.