31 de diciembre del 1969
1. ¿Qué es una adicción y a qué cosas podemos ser adictos? Cuando pensamos en la palabra “adicción”, generalmente se nos viene a la cabeza el problema con el consumo de alcohol y drogas, sin embargo, las conductas adictivas van mucho más allá de esto. Para empezar, tenemos que entender cómo se define una adicción. La adicción se entiende como una necesidad o dependencia descontrolada, acompañada por prácticas compulsivas de una o varias conductas, encaminadas a satisfacer dicha necesidad, aunado a un deterioro significativo de la calidad de vida de la persona y su entorno. Las adicciones pueden darse alrededor de la ingesta de sustancias, pero también podemos ser adictos a otras conductas de las cuales creamos dependencia y que presentan el mismo mecanismo adictivo que las sustancias. Aquí te compartimos algunos ejemplos de adicciones: Sustancias como el alcohol y diversas drogas ilegales como la marihuana, cocaína, morfina, éxtasis, entre otras, o legales como las medicinas para manejo de dolor. Conductas alrededor de la comida, generando trastornos tales como anorexia, bulimia, comedores compulsivos, vigorexia u ortorexia. Los trastornos de la conducta alimenticia van acompañados de problemas de ingesta como la restricción o abuso de la comida, y de acciones para provocar el vómito, laxarse o ejercicio excesivo. Al juego de azar (ludopatía) que incluye también apuestas en línea Videojuegos Redes sociales Relaciones destructivas (codependencia) Compras Sexo Pornografía Trabajo 2. ¿Cuándo podemos considerar que tenemos un problema de adicción? Tenemos que saber que un problema de adicción no es reconocido inmediatamente por quien lo padece, ya que La negación es una de las principales características de la enfermedad. Normalmente las personas suelen ocultar, minimizar o negar el problema y generalmente, cuando buscan ayuda, es porque ya han tenido un sin número de problemas o malas experiencias derivadas de su adicción. Muchas veces puede presentarse una alteración en la percepción de la realidad, ya que la persona no reconoce la relación que hay entre su adicción y el deterioro en su calidad de vida, pese a que para los demás pueda resultar muy obvio. A continuación, te compartimos una lista con indicadores que te pueden ayudar a detectar una adicción: Sensación de pérdida de control, es decir, no poder frenar la conducta a pesar de que nos cause problemas o malestares. Ocultar a otros la conducta en cuestión. Renuncia gradual a actividades sociales, ocupacionales, laborales o recreativas, presentándose así, un deterioro en la calidad de vida en general. Necesitar cada vez más y más de la conducta o sustancia, e invertir cada vez más horas del día en pensamientos y conductas encaminados a satisfacer esa necesidad. 3. ¿Por qué es tan difícil controlar una adicción? Hoy se sabe que las adicciones pueden cambiar nuestra estructura cerebral. En términos generales, las adicciones interfieren en el “circuito de recompensa” del cerebro (que tiene un rol importante en formar hábitos y rutinas). Al sobre activar este circuito, en un principio hay sensaciones placenteras y de euforia, pero con el tiempo, el circuito se adapta y disminuye su sensibilidad, por lo que necesitamos más y más de la sustancia o la conducta para sentir placer. En otras palabras, se reprograma el cerebro para buscar compulsivamente esa satisfacción y nuestro circuito de recompensa deja de funcionar correctamente. A la larga, más que buscar la satisfacción inicial, surge una necesidad de alivio temporal a todo el displacer producido por la disminución de la sensibilidad del circuito de recompensa. Esto explica por qué, aunque en las fases avanzadas de la adicción, donde hay un reconocimiento al daño y deterioro en la vida, se siente que no se puede frenar la adicción. La búsqueda de alivio al displacer se vuelve tan necesaria que se descuida o pone en peligro todas las otras áreas de la vida. 4. ¿Quiénes son más propensos a desarrollar una adicción? Se ha estudiado que, biológicamente hablando, tanto hombres como mujeres tienen casi la misma posibilidad de desarrollar alguna adicción. Se ha visto que para el desarrollo de una adicción influyen más los factores ambientales y sociales. Por ejemplo, anteriormente el abuso de sustancias era mayor en hombres que en mujeres, pero esto obedecía más a un aspecto cultural, ya que hoy en día podemos ver datos que sugieren que el consumo de alcohol en mujeres se ha triplicado. Asimismo, se ha visto que, en cuestiones de juegos de azar, los hombres prefieren juegos de más acción y de enfrentar oponentes en casinos, mientras que las mujeres, prefieren juegos como el bingo o las máquinas traga monedas. A las adicciones, se les han asociado ciertas dimensiones de la personalidad y condiciones del entorno social tales como: inestabilidad emocional, cierta tendencia a tomar riesgos, entorno social violento o solitario, entre otras. 5. ¿Existe un factor genético? Estudios realizados en familias, gemelos e hijos adoptados, muestran una fuerte evidencia de que la genética sí interviene en el desarrollo de las adicciones, sin embargo, no existe como tal “el gen” de la adicción. Lo que en realidad existen, son muchos genes y combinaciones de material genético que interactúan con factores ambientales. Por lo mismo, no se ha dado un peso determinante a la propuesta genética y los tratamientos, se enfocan en los factores ambientales. Es importante entender que las adicciones no tienen una sola causa, siempre existen tanto factores biológicos como psicológicos y sociales, y el peso de cada uno de estos varía de individuo en individuo. Si en nuestra familia existen antecedentes de adicciones, no debemos entender esto como una especie de condena. Estos antecedentes deben ser tomados en cuenta para así ser más conscientes de cuidar los factores ambientales externos, mismos que pueden ser los disparadores de la adicción. Es importante entender que, siempre debe estar presente el cuidado frente a los factores externos, tengamos o no antecedentes familiares de adicción, ya que en general, no tenemos forma de saber si presentaremos algunos genes que nos vayan a predisponer a desarrollar alguna adicción. El estilo de vida y factores ambientales, como los niveles de estrés a los que estemos expuestos, actividad física o sedentarismo, actividades recreativas o nuestro entorno social, deben ser nuestro foco de atención. 6. ¿Qué puedo hacer para tratar o prevenir una adicción? Para empezar, cuando hablamos de tratamiento para una adicción, no hablamos de una cura. La adicción es una enfermedad crónica que no desaparece, por lo que debemos aprender a vivir con ella y controlarla, así como un diabético aprende a vivir y controlar su diabetes. Hay muchos tratamientos exitosos en la actualidad y se ha visto que los que más funcionan son abordajes interdisciplinarios médicos y psicológicos, en el que se incluya el apoyo de grupos de auto ayuda. Por otro lado, los estilos de vida balanceados y saludables, tanto para el tratamiento como para la prevención, son un punto clave. Estos estilos de vida pretenden fomentar hábitos saludables tales como descanso adecuado, alimentación sana y balanceada, actividad física regular, relaciones interpersonales sanas y actividades gratificantes (convivencia, hobbies, pasatiempos e intereses motivantes). Todo esto encaminado a no perder o recobrar el control de los aspectos que dependen de nosotros, y aceptar y trabajar de una mejor manera con los aspectos que no dependen de nosotros. Con todo este balance también logramos estimular de una manera natural los centros de placer en nuestro cerebro y se promueve así, la liberación y producción de neurotransmisores asociados al bienestar. Para algunas personas, lograr este estilo de vida puede resultar complicado e implica un largo camino de mucho esfuerzo, pero también de grandes recompensas. Debemos recordar que los cambios duraderos no se logran de la noche a la mañana, sino poco a poco y paso a paso.