29 de septiembre del 2023
En la actualidad es común encontrar personas que dicen ser adictas a internet, o escuchar a padres y maestros quejarse acerca de la adicción a internet que tienen sus hijos y estudiantes. Sin embargo, en el mundo académico mucho se ha discutido el tema de la “adicción a internet”, sin llegar a un consenso. Los psiquiatras del mundo se reúnen en congresos con el fin de evaluar la situación, y para llegar a un acuerdo han surgido diferentes denominaciones. Una de las más acogidas ha sido “uso excesivo de internet”, la cual hemos adoptado también nosotros. Pero ¿por qué no llamarlo simplemente adicción? Cuando empleamos la palabra adicción nos referimos a enfermedades graves, que causan sufrimiento, que pasan a ser parte del campo de la medicina, más específicamente de la psiquiatría, y por lo tanto pueden ser tratadas con medicamentos, como la adicción al alcohol o a las drogas.
En relación con internet, lo único que han convenido los psiquiatras hasta el momento es que existe la adicción a los videojuegos en línea, más no la adicción a internet como tal. Esto se debe, como dice el psiquiatra Xavier Carbonell, a que las personas pueden tener adicciones a ciertas conductas (adicciones conductuales), como jugar póker o comprar, y estas acciones pueden ampliarse gracias a la posibilidad que brinda internet de realizar estas actividades sin salir de casa, lo que permite que puedan llevarlas a cabo en cualquier momento. Sin embargo, en esos casos, la adicción sigue estando ligada a la actividad en particular: comprar o jugar póker, pero no a internet, que es solo el medio que permite llevar a cabo la actividad.
De esta manera, médicos e investigadores han tratado de hacer menos crítica la situación de la llamada “adicción a internet”, resaltando que, en el caso de las redes sociales, por ejemplo, constituyen una parte fundamental en las vidas de niños y adolescentes, puesto que han crecido inmersos en ellas2. No obstante, es natural la preocupación que causa en padres y maestros el tiempo que pasan los menores navegando.
De Hablamos de un uso excesivo de internet no solo cuando pasamos mucho tiempo navegando en la red, sino al impacto que se genera en los seres humanos en aspectos sociales y personales de la vida cotidiana por el uso que hacemos de internet y que puede salirse de nuestro control3. Esta situación ha aumentado en la última década debido al crecimiento mundial del uso de internet y de dispositivos táctiles, que además se vuelven familiares para las nuevas generaciones desde su infancia.
Para determinar si este uso es excesivo, se usan los componentes del modelo de adicciones comportamentales, que se puede aplicar a personas con adicciones al juego, por ejemplo. Para el caso de internet, se incluyen cinco categorías y en ellas se hacen preguntas que permiten determinar si la vida cotidiana de una persona está siendo afectada por un comportamiento:
Prominencia: ¿has ido a dormir sin comer a causa de internet?
Síntomas de abstinencia: ¿te has sentido molesto cuando no puedes estar en internet?
Tolerancia: ¿te has sentido atrapado navegando cuando no estás realmente interesado?
Recaída: ¿has intentado pasar menos tiempo en internet, sin tener éxito?
Conflicto: ¿has pasado menos tiempo del que deberías con tu familia, amigos o haciendo la tarea a causa del tiempo que pasas en internet?
En el estudio que realizamos en conjunto con la Universidad Eafit para conocer el uso de internet que hacen los niños y adolescentes colombianos, aplicamos algunas de estas preguntas y encontramos que, cuando interrogamos si experimentaban sensación de molestia cuando no estaban conectados, el 49% de los encuestados respondió afirmativamente y un 43% consideraba que había intentado navegar menos, pero no había tenido éxito. Esto constituye una alerta para padres y maestros, pues no hace referencia al tiempo que emplean en internet, sino a que algunos de esos niños han sentido la necesidad de estar menos tiempo conectados y no lo h an logrado, lo que significa que necesitan ayuda.
Uso excesivo de Internet en adolescentes
El hecho de dedicar mucho tiempo a navegar en internet no siempre significa un exceso. Encontramos, por ejemplo, personas cuyos trabajos implican estar todo el día conectado en redes sociales, como los periodistas o los community manager. La academia ha encontrado una forma de clasificar los diferentes usuarios de internet denominada “Modelo de los cuatro” en la cual hacen la discriminación según los niveles de autorregulación, motivación al cambio, ansiedad por usar internet y compromiso por estar desconectado2. A continuación, presentamos los cuatro tipos de usuarios de internet en la adolescencia que construyeron un grupo de académicos europeos a partir de historias en el uso de internet que tienen los adolescentes y que subrayan mecanismos comportamentales, emocionales y cognitivos:
Los que se quedan atascados en línea: se autodenominan adictos, atrapados, dependientes o enganchados a internet. Reconocen que confían demasiado en el medio y que les falta regularse porque han sufrido consecuencias negativas en sus relaciones en el mundo físico.
Los que matan el aburrimiento: hacen uso de internet para evadir sentimientos negativos o aburrición. Además, no se sienten muy atraídos por las actividades que se realizan en el mundo físico.
Los que vuelven al inicio: son usuarios que han corregido un uso excesivo o que tratan de modificar la forma en la que usan internet.
Los que hacen malabares con todo: son hábiles usando internet y saben balancear el uso que hacen, sin tener impactos negativos. Son entusiastas y se enganchan en muchas actividades, saben combinarlas y manejarlas, como un malabarista.
Determinar cuál es el límite para saber cuándo nuestros hijos y menores a cargo están haciendo un uso excesivo de internet es complejo. Como hemos venido resaltando a lo largo del artículo, no se trata de evaluar cuántas horas pasan conectados, sino de conocer qué actividades hacen en ese periodo de tiempo en el que se encuentran en línea, y a esto solo podemos llegar si tenemos una relación sólida basada en la confianza. Aunque es un tema al que es importante prestar atención, también es recomendable evitar alarmarnos pensando que estamos enfrentando un caso de uso excesivo, pues probablemente es una dependencia, lo que no significa que sea malo. Como dice el profesor Carbonell, cuando nos falta la luz eléctrica sentimos angustia y deseo de que regrese pronto. Dependemos de ella y eso no significa que seamos adictos6. De este mismo modo ocurre con el internet, tanto para los adultos como para niños y adolescentes, que han crecido inmersos en él.
De igual manera, aun cuando probablemente no enfrentemos un problema de uso excesivo, es ideal hacer una autoevaluación del uso que estamos haciendo de internet nosotros como padres, cuidadores o maestros, ya que, en un estudio realizado en 2018 en España por Malo-Cerrato, Martín-Perpiñá y Viñas-Poch, se encontró que los niños y adolescentes que hacen uso excesivo de internet tienen la percepción de que sus padres y hermanos también lo hacen. Esto implica que nuestra responsabilidad parte del ejemplo que les damos.
En la misma línea, podemos intentar identificar qué tipo de usuario de internet somos y fijarnos una dieta digital saludable para toda la familia, según las necesidades. En todo caso es claro que, para trabajar este tema, cuando se enfrenta un uso excesivo de internet que altera de manera negativa la vida de una persona, y causa que, por ejemplo, se olvide de dormir, se necesita el acompañamiento de la escuela y de profesionales en psicología que puedan ayudar a niños y adolescentes a controlar estos impulsos. De igual forma, es preciso el acompañamiento estatal de las familias mediante programas que fomenten un uso responsable de internet por parte de todos los miembros.