31 de agosto del 2023
El confinamiento del Covid-19 definió patrones de consumo de alcohol que son interesantes. Un estudio del Instituto Nacional de Salud Pública, con base en la ENSANUT de 2018 y 2020, examinó los cambios en la prevalencia de consumo de alcohol antes y durante la pandemia de Covid-19 para adolescentes (de 10 a 19 años) y adultos (20 años o más). Se obtuvieron prevalencias de consumo actual y excesivo de alcohol (de acuerdo con una definición) y de fumadores actuales y exfumadores. El consumo de alcohol en mujeres adultas se incrementó de 33.5% en 2018 a 42.5% en 2020, mientras que en los hombres no hubo cambios significativos. En cambio, la prevalencia de consumo excesivo de alcohol disminuyó de 11.1% a 5.5% en mujeres y de 36.7% a 18.3% en hombres entre 2018 y 2020. Es decir, se consumió más alcohol pero sin exceso. La prevalencia de consumo de alcohol en adolescentes no tuvo cambios significativos y se mantuvo superior a 20%: 21.7% en 2018 y 21.3% en 2020. Tampoco se observaron cambios significativos en el consumo excesivo de alcohol en los adolescentes.
La ENSANUT de 2022 no permite hacer una comparación directa con los resultados anteriores, pero presenta datos de interés. Así, en el grupos de adolescentes el consumo actual fue 20.6% y el excesivo en los últimos 12 meses y 30 días fue respectivamente de 13.9% y 5.2%. Son datos que preocupan, si consideramos que la mayoría de este grupo son menores de edad para quienes el consumo de alcohol está prohibido. En adultos, las prevalencias de consumo de alcohol actual, excesivo en los últimos 12 meses y excesivo de 30 días fueron 55.5%, 40.4% y 19.1% respectivamente. Las prevalencias fueron mayores en hombres que en mujeres, con diferencias significativas en adultos.
En cada categoría se presentan subgrupos de edad. Así, como es de esperarse, la prevalencia de consumo actual aumentó con la edad, de 3.8% en el subgrupo de 10 a 12 años, a 52.1% en el de 18 a 19 años. En los subgrupos de adultos, se observó que las prevalencias de consumo y de excesos disminuyen fuertemente con la edad, aumentan con el grado de escolaridad y suben con el nivel socioeconómico. Son resultados interesantes, algunos inesperados, que dan pauta para definir políticas públicas al respecto.
En nuestro país el mayor consumo es de cerveza (40.8%), luego los destilados (19.1%) seguido del vino de mesa (8.2%). Frecuentemente las políticas de salud chocan con los intereses de la industria del alcohol por lo que se requiere un trabajo conjunto entre la industria y las autoridades para lograr el cumplimiento regulatorio y un responsable consumo de alcohol.