04 de agosto del 2023
Según datos expuestos por el Ministerio de Salud (MINSA), las atenciones en salud mental incrementaron un 20%, siendo las consultas por ansiedad, una de las más frecuentes y habituales en los centros de salud. Y es que los efectos de convivir con este trastorno interfieren la manera en la que vivimos, sobre todo en la alimentación, derivando así a malos hábitos de los que muchas veces no somos conscientes.
“Cualquier persona está en riesgo de tener un trastorno alimenticio por ansiedad, incluso personas que parecen ser saludables como los atletas, quienes pueden obsesionarse por su peso, apariencia poniendo en peligro su vida”, señaló la psicóloga Ruth Mitastein, de SANNA Clínica San Borja.
Si bien la ansiedad puede generar una serie de reacciones en las personas, como el aumento del deseo de comer, también puede generar otro tipo de alteraciones que tienen que ver con la comida, llamados trastornos de la conducta alimenticia. En ese sentido, la Dra. Mitastein, comparte algunos de los principales tipos de afectación:
Las personas con anorexia nerviosa están constantemente ansiosas no solo por su figura y peso, sino también por su alimentación. Además, existe una sobrevaloración de la delgadez que puede llegar a la obsesión y verse acompañada de elaborados rituales relacionados con la comida y el ejercicio físico.
Normalmente se rechaza aceptar lo grave de la situación y reconocer el muy bajo peso, que con el tiempo puede ocasionar consecuencias fatales para la salud. Las personas con anorexia corren el riesgo de morir por complicaciones médicas asociadas a la inanición, al hambre y también por suicidio. La tasa de muerte es muy alta en comparación con otros trastornos mentales.
Esta enfermedad relacionada al trastorno alimenticio es también asociada con la ansiedad. A diferencia de la anorexia nerviosa, las personas con bulimia pueden mantener su peso saludable o incluso algunos pueden tener sobrepeso. A diferencia de las demás se caracteriza por episodios recurrentes, en los que se consumen cantidades inusualmente grandes de comida y hay una pérdida de control respecto a los episodios de atracones.
Después de que la persona come en una manera descomunal, se ven obligados a vómitos forzados, uso exagerado de laxantes o diuréticos, ayunos, ejercicio excesivo o una combinación de estos. Las consecuencias de este comportamiento es que va a generar dolor, inflamación en la garganta, caries en los dientes, accidentes cerebrovasculares hasta un ataque al corazón.
Se parece mucho a la bulimia debido a la pérdida de control sobre lo que come, y tiene episodios recurrentes de ingerir cantidades inusuales de alimentos. La diferencia radica en que estos atracones no siguen con purgas o vómitos, las personas que lo sufren tienen exceso de peso o solo son obesas.
Lo que caracteriza a esta enfermedad es el consumo inusualmente grande de alimentos en un periodo corto de tiempo. En un par de horas puede uno comer muchísimo, rápidamente, incluso cuando se está yendo o cuando no se tiene hambre.
Otro trastorno que aparece como respuesta a la ansiedad en relación a los alimentos, es la restricción de la ingesta, más conocido como trastorno de alimentación selectiva. Las personas con este tipo de enfermedad no tienen alterada la imagen corporal y limitan la cantidad que ingieren. Entre las consecuencias se encuentran: pérdida del interés por la comida, malestar estomacal, dolor abdominal, entre otros,
Para superar la ansiedad por la comida, es necesario una combinación de intervenciones, tales como en áreas de psicoterapia, psiquiatría, buscar distracciones nuevas y mantener la mente ocupada.
Una vez que nos demos cuenta de que nos encontramos en esta situación, hay que tomar conciencia del problema, escuchar a nuestro cuerpo (y ver si realmente tenemos hambre), pero sobre todo, consultar con el especialista, acotó la especialista.