19 de octubre del 2022
Es imposible negar que la mayoría de las personas están acostumbradas al consumo de cafeína como una poderosa herramienta para arrancar el día cargado de energía. Por lo general, la obtienen directamente del café.
Este tipo de rutina matutina, a pesar de estar normalizado en todo el mundo, podría parecer como una adicción.
En el 2015 Nestlé México calculó que, en promedio, cada mexicano consume alrededor de 215 tazas de café al año, y proyectaron que para el 2025 habrá un incremento del 39% en el consumo, por lo que cada persona consumirá 300 tazas anuales.
Según la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, la cafeína es una sustancia amarga que se encuentra en el café, el té, bebidas gaseosas, chocolate, nueces de cola y ciertas medicinas. Tiene muchos efectos en el metabolismo del cuerpo, incluyendo la estimulación del sistema nervioso central. Algunas personas son más sensibles a los efectos de la cafeína que otras, pero para la mayoría de las personas, la cantidad de cafeína, entre dos y cuatro tazas de café diarias, no es dañina.
Cabe mencionar que cuando una persona que consume una dosis mayor y de repente decide cortar la cafeína de su vida, comenzará a percibir en menos de un día los síntomas de abstinencia. Según scienceabc.com, una persona que corta el consumo de cafeína se sentirá mentalmente confundido, menos alerta de lo que le gustaría estar, podría padecer un poco de dolor muscular y dolor de cabeza, probablemente la parte más molesta de dejar de consumir cafeína. Algunas personas también experimentan náuseas y problemas estomacales.
Esta reacción se produce por la química del cerebro que cambia después de la exposición prolongada a la cafeína. Como sucede con otras drogas, el cuerpo se acostumbra a tener este producto químico presente.
Aunque parezca que la adicción a la cafeína es real y claramente perceptible es una exageración, las consecuencias del alto consumo de este químico son reales.