03 de octubre del 2022
Un equipo de neurocirujanos y psiquiatras del Hospital Clínico San Carlos ha conseguido que pacientes con trastorno obsesivo-compulsivo, resistentes al tratamiento convencional, mejoren sustancialmente de sus síntomas empleando técnicas de estimulación cerebral profunda, con una modificación de la técnica convencional con la que han conseguido una respuesta terapéutica en 85,71 por ciento de los pacientes estudiados.
Esta técnica consiste en colocar un electrodo de estimulación de cuatro polos en el núcleo estriado y el núcleo accumbens del cerebro y permite la elección de uno de los cuatro contactos de estimulación que produzca el mejor resultado clínico en función de los síntomas del paciente.
De esta manera, el 85,71 por ciento de los pacientes ha tenido una respuesta terapéutica según un estudio publicado en la publicación científica Brain Stimulation, que forma parte de un proyecto de investigación en salud llevado a cabo en siete pacientes diagnosticados de trastorno obsesivo-compulsivo grave y resistente al tratamiento farmacológico y a la terapia cognitivo-conductual.
l objetivo de este estudio es comprobar si la diana óptima de estimulación cerebral profunda era la misma para todos los pacientes o si ésta podría personalizarse en función de los síntomas predominantes en cada uno de ellos. Además, se exploró si esta diana óptima podría predecirse combinando técnicas de imagen médica realizadas con resonancia magnética funcional y conectividad estructural.
A los pacientes participantes en el estudio se les realizó, previamente a la implantación de los electrodos, una resonancia magnética funcional con provocación de los síntomas mediante imágenes relacionadas con los síntomas propios de su enfermedad.
En todos los pacientes se probó la estimulación en los cuatro contactos y en un contacto placebo. Finalmente, la estimulación se eligió en el contacto con el que se obtuvo el mayor índice de mejora. Los resultados mostraron que seis de los siete pacientes respondieron al tratamiento y el mejor contacto era el correspondiente a la localización de la activación específica de sus propios síntomas.