01 de febrero del 2022
Cuando miramos un cielo tan infinito y vemos tantas estrellas con su belleza inigualable, tenemos la impresión de que siempre han estado ahí, ¿no? Pero no, las estrellas no son inmortales, incluso nacen y mueren.
Se sabe que la formación de estas estrellas luminosas es una sola, y que, por tanto, el ciclo de vida de las estrellas puede variar en miles de millones de años. Su muerte, en cambio, puede ocurrir de tres formas distintas, desenlaces que incluso parecen de película de ciencia ficción, con explosiones, mutaciones y hasta agujeros negros.
Una estrella nace de una gigantesca nube de gas y polvo que comienza a acumularse en el espacio en cierta región llamada "vivero estelar". A medida que aumenta la temperatura y se produce la condensación, las partes exteriores de la nube comienzan a desprenderse y giran sobre sí mismas, convirtiéndose en una especie de disco.
Tras el aumento de temperatura y densidad de este disco, los núcleos de hidrógeno acaban fusionándose, formando helio y liberando energía, es decir, el comienzo de la fusión nuclear que completa el nacimiento de una estrella.
La estrella luminosa comienza a quemar el combustible que la alimenta durante todo su ciclo de vida, en el caso del hidrógeno y luego del helio. Estos dos gases sustentan este enorme reactor nuclear, siendo una verdadera fábrica de luz natural, que son las estrellas del cielo.
Si bien las estrellas tienen una sola forma de nacimiento, cada una tiene su ciclo de vida, que depende de su tamaño. Cuanto mayor es la masa de una estrella, más corto tiende a ser su ciclo de vida.
Cuanto más grande es la estrella, mayor es la fuerza gravitacional, es decir, necesita generar más energía para compensar esta fuerza y no colapsar, consumiendo hidrógeno mucho más rápido.
Para que tengamos una idea, una estrella con una masa cien veces mayor que la del Sol puede gastar su combustible en "sólo" un millón de años. Ya estrellas diez veces más pequeñas que el Sol, llegan a vivir billones de años. Steiner también explica que cuando se acaba el combustible, el núcleo se contrae y la estrella acaba explotando, es decir, la estrella muere.
Una vez que se agota el combustible natural de una estrella luminosa y la fusión quema elementos más pesados como el hierro, el reactor nuclear se “apaga”, es decir, la estrella ya no puede soportar el peso de las capas que se encuentran cerca del núcleo y termina explotando, un fenómeno llamado supernova.
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