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Te hablamos de las adicciones
  • Ciberfiscalizar la naturaleza

10 de enero del 2022

La posibilidad de habitar otros mundos, sin salirnos de este, va a transformarnos hasta llegar a lo que somos, un híbrido entre el ser humano y el ser virtual con ayuda de infinitos artilugioA través de los años, los ordenadores construidos durante la Segunda Guerra Mundial como parte de programas militares, se han ido haciendo más pequeños hasta quedar convertidos en aparatos de uso doméstico. Los PC entrarían en nuestra vida antes de finalizar el siglo pasado. Hoy en día, la nanotecnología ha conseguido dispositivos que caben en el bolsillo, cacharritos a los que nos pasamos conectados la mayor parte de nuestro tiempo. Al igual que no podemos vivir sin luz eléctrica, se hace imposible pensar que podamos vivir sin estar conectados al cacharrito, ya sea para leer noticias, para ver vídeos, o para comunicarnos en las redes sociales. Son lo más parecido a una prótesis necesaria que está en continua evolución y que, según el filósofo Jeremy Naydler, nos borra el espíritu, convirtiéndonos en el modelo mecanicista que un día pensó Descartes cuando le dio por comparar el cuerpo del ser humano con una máquina.

En el último libro de Jeremy Naydler, publicado por Atalanta y que se titula La lucha por el futuro humano, el filósofo inglés se adentra en el estudio de la consciencia y en cómo esta nos está siendo arrebatada por la tecnología, o mejor aún, por el mal uso que venimos dando a la tecnología. Nuestros hábitos se están viendo transformados por los cacharritos, de la misma manera que la luz eléctrica transformó en su día los hábitos de la población, alargando el día de manera artificial y, con ello, el tiempo de trabajo.

Estar accesible es una nueva norma social. Si estás en el mundo has de estar conectado. De lo contrario, te quedas fuera

La fragmentación psíquica que supone dejarse invadir por cualquier persona que quiera ponerse en contacto con nosotros cuando, por ejemplo, estamos conversando con otra persona, supone que ningún lugar es seguro para practicar la comunicación cara a cara. Aunque siempre tenemos la opción de apagar nuestros dispositivos, lo de estar en cobertura, es decir, estar accesible, es una nueva norma social. Si estás en el mundo has de estar conectado. De lo contrario, te quedas fuera.

La tarea de escuchar la naturaleza al estilo puro de Goethe, atendiendo al secreto de sus procesos, queda relegada por la inteligencia artificial, olvidando nuestra verdadera relación con un entorno que, día a día, se va resintiendo debido al maltrato que le estamos dando. La naturaleza cada vez se vuelve más vulnerable debido al dominio de la tecnología que rediseña el mundo para convertirlo en un mundo distópico.

https://elpais.com/ciencia/2021-08-26/ciberfiscalizar-la-naturaleza.html