20 de octubre del 2020
Existen adicciones a sustancias y de comportamiento. Todas comparten el mismo proceso de evolución y una sintomatología.
La adicción más frecuente es la relacionada con el abuso de drogas, pero las consecuencias pueden tener un impacto parecido a cuando se abusa de comportamientos como el uso de internet, el sexo y el amor, la comida, el ejercicio físico, el juego, las compras, o cualquier otro comportamiento compulsivo que se convierta en obsesión y descontrole la vida del afectado.
Se definen dos tipos básicos de adicción: adicción a sustancias y adicción a comportamientos.
La realidad es que no existen distintos tipos de adicción como tal; sí que existen distintas maneras en las que ésta se manifiesta. Mientras que una persona puede ser adicta al alcohol, otra ser adicta a drogas de uso legal o ilegal, y otra adicta al juego o a otro tipo de comportamiento. La dinámica es siempre la misma: una relación de consumo o de comportamiento que altera el estado de ánimo. También es sabido que aquéllos que dejan una adicción a una sustancia o comportamiento están en riesgo de desarrollar una adicción alternativa.
En algunas personas, la relación con distintas sustancias o comportamientos coexisten, de modo que la persona puede encontrarse con que tanto el alcohol como la cocaína son un problema. Otra persona puede tener relaciones problemáticas de manera simultánea con el juego, el alcohol y la pornografía. Se puede desarrollar adicción a sustancias con las que uno se auto-medica, o a sustancias que le prescribe un médico. Se pueden consumir sustancias legales que se obtienen de forma ilegal.
Existen muchas variantes y combinaciones sobre la misma temática. Independientemente de las características de la relación se aplica el mismo criterio de diagnóstico.
A pesar de que muchas de las consecuencias dañinas son comunes a todas estas manifestaciones de la adicción, algunos daños son específicos del consumo de un determinado tipo de sustancia o de comportamiento. Por ejemplo, los efectos mentales y físicos de la adicción al alcohol son distintos a los derivados de la adicción a la heroína, a la cocaína o al juego.
Importante enfatizar que las adicciones pueden, bien provocar daños en la salud mental, bien ser el resultado de padecer dichos problemas mentales. Nosotros desarrollamos un plan de tratamiento personalizado dependiendo de cada caso. Afortunadamente, para muchos, los síntomas de una deficiente salud mental desaparecen una vez entran en recuperación. No obstante, esto no es siempre así; cuidados específicos se ponen en marcha cuando esto ocurre.
Tanto los desórdenes físicos como los mentales pueden coexistir con la adicción. Algunos, desde aquellos que tienen su origen en incidentes negativos, hasta los que lo tienen en traumas de la infancia, juegan su parte en la aparición de la adicción; otros son resultado de la misma.
Los problemas físicos incluyen tanto afecciones pre-existentes como un precario estado de salud, infecciones, y daños derivados del comportamiento de consumo y del modo de vida, que hacen que se descuide el cuidado personal. El perfil de esta persona suele también presentar tensión muscular, dolores, y problemas odontológicos.
Desórdenes psicológicos, de comportamiento, y de personalidad son, bien factores previos a la adicción, bien precursores de ella. Estos suelen ser ansiedad, depresión, trastorno bi-polar y otros problemas mentales. También se pueden dar desórdenes alimentarios. El equipo evalúa todos y cada uno de ellos para elaborar un plan de tratamiento personalizado.
Las adicciones pueden interrelacionarse y, de una adicción comportamental como la obsesión con la comida o la anorexia puede derivar en uso de drogas para controlar el peso o la cocaína para perder el apetito.
La sustitución de una dependencia por otra, sea entre drogas o entre comportamientos, que aporten niveles de intensidad similares también puede darse y les llamamos adicciones cruzadas.
La enfermedad de la adicción puede coexistir con un trastorno psiquiátrico y por lo tanto tener una patología dual que requiera un seguimiento psiquiátrico individualizado.