20 de julio del 2020
Los pensamientos intrusivos, reciben también el sobrenombre de pensamientos infundados. Esto se debe, principalmente, a que se trata de pensamientos que no teniendo fundamento o resultan realmente injustificados ya que no existe ningún motivo real para pensar eso.
Generalmente, se habla de pensamientos intrusivos negativos, pues son los que más preocupan y llaman la atención a quienes los “sufren”. Este tipo de pensamientos son especialmente frecuentes en personas con TOC (Trastorno Obsesivo-Compulsivo), depresión o TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad) .
El problema llega cuando estos pensamientos, que si surgen de manera puntual ignoramos y no tienen mayor importancia, se convierten en una obsesión. Es entonces cuando comienzan a limitar y condicionar la vida de las personas que los tienen, suponiendo un grave problema.
Los pensamientos intrusivos suelen llegar en forma de imágenes o recuerdos vívidos, así como pensmientos que resultan muy potentes, sintiéndose como verdaderas certezas.
Como ya hemos mencionado, generalmente se habla de pensamientos intrusivos cuando estos son desagradables, siendo su contenido algo negativo. En psicología se distinguen los siguientes tipos de pensamiento intrusivo, según el contenido del mismo:
Una característica importante de este tipo de pensamientos, es que suelen ser egodistónicos, lo cual significia que generan malestar y confusión en la persona que los experimenta. Cuando la aparición de estos pensamientos intrusivos negativos no genera desasosiego o incomodidad a la persona, puede que se trate de síntomas psicóticos.
Cuando aparecen este tipo de pensamiento, normalmente la preocupación se basa en que no se trata de algo normal, que indica la existencia de un problema.
Normalmente nos preocupamos porque esto nos hace pensar que existe algún tipo de alteración mental, resultando esta obsesión más nociva y perjudicial. También, en personas mayores, el miedo suele ser que se estén desarrollando deterioros y déficits cognitivos que alteren el funcionamiento habitual de la mente. Por otra parte, entran en juego los valores morales, pues al ir en contra de los propios valores, estos pensamientos pueden resultar muy inquietantes.
Sin embargo, es importante no dar una excesiva importancia a estos pensamientos, pues normalmente, el prestarles demasiada atención solo provoca que estos se den con una mayor frecuencia, convirtiéndose en una obsesión, que resulta agobiante y muy frustrante.
Existe una mayor prevalencia de pensamientos intrusivos en los siguientes trastornos:
Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC): este es un trastorno de ansiedad, referido a la aparición constante y recurrente de pensamientos intrusivos. Además aparecen compulsiones, conductas reiterativas y muchos miedos y preocupaciones, que generan incomodidad y nerviosismo en el individuo. En este caso los pensamientos intrusivos más frecuentes son los referentes a dañar a otros, los de contenido sexual o los autolesivos o suicidas.
Lo primero que hay que hacer cuando detectemos la presencia de pensamientos intrusivos es intentar mantener la calma, estos pensamientos no tienen por qué ser importantes, pues suelen estar basadas en preocupaciones infundadas, sin base real.
Pero, si te empeñas en ignorarlos, es cuando más te obsesionarás, pues resulta prácticamente imposible ignorar un pensamiento activamente. Por ello, muchos expertos recomiendan el observar esos pensamientos, sin analizarlos ni darles demasiadas vueltas, como viéndolos pasar de largo, sin darles más importancia y prácticamente riéndote de ellos. Pues, como hemos dicho, al no tener ninguna base, no conseguiremos nada focalizándonos y obsesionándonos con ellos.
También es fundamental, que si detectamos que se nos dan estos tipos de pensamiento en determinadas situaciones, nunca las evitemos. Pues al evitar estos contextos, estaremos dando demasiada importancia a los pensamientos intrusivos, dejándolos dominarnos.
Por otra parte, hemos de ver si para lidiar con la preocupación que pueden provocar los pensamientos intrusivos, estamos desarrollando manías. Es bastante frecuente que esto suceda, pues es un mecanismo para lidiar con la ansiedad, pero que a la larga provoca más daño que beneficio, siendo lo mejor prevenir su aparición.
Existen algunas técnicas que han demostrado ser muy eficaces frente a los pensamientos intrusivos. Por ejemplo, el mindfulness u otros tipos de meditación ayudan mucho, además de proporcionar múltiples beneficios a diferentes niveles. Algunos ejemplos de estrategias para afrontar los pensamientos intrusivos pueden ser: