13 de abril del 2020
En la década de los 90, Prozac consiguió lo que pocos medicamentos con receta logran: estar de moda.
La droga encontró la fama entre la gente, gracias -en parte- al libro de Elizabeth Wurtzel, "Nación Prozac", que resultó ser un éxito en ventas.
El medicamento fue introducido en Estados Unidos en 1988. Desde entonces, se ha convertido en un asunto clave en los debates donde se discute si las enfermedades mentales deben tratarse con drogas o con la terapia y la ayuda de un profesional.
Fue como salvar a la gente del suicidio, dice la novelista Sarah Dunant, coeditora de una antología de ensayos titulada "La era de la ansiedad".
Pero no todo el mundo está contento con eso. "Lo que hizo que el Prozac fuese popular no fue su potencia -que en realidad no era tanta- sino su buena comercialización", explicó David Healy, profesor de la Universidad de Cardiff y el autor de Pharmageddon.
"Nos hizo superar la cautela natural que la mayoría de nosotros sentimos con las píldoras y nos convenció de que teníamos que tener acceso a estas cosas", dice Healy.
El plan de mercadeo era sutil. El fabricante Eli Lilly elegió un nombre creado por la empresa Interbrand, que buscaba distanciar la droga "de todo lo típicamente asociado a los antidepresivos, los productos químicos fuertes y sus efectos secundarios".
Prozac, como medicamento y concepto, se puso de moda. El libro "Nación Prozac" tenía su culto. Fue reeditado en 2002, estuvo vinculado a una película protagonizada por Christina Ricci y vendió más de 120.000 copias ese año, de acuerdo al sitio web Publishers Weekly.
A través de libros y películas, Prozac le otorgó un brillo casi chic a la enfermedad mental, a juicio de algunas personas. Después de que "Nación Prozac" fue publicado, Wurtzel "se fue a casa con un hombre distinto cada noche y consumió heroína todos los días", según escribió recientemente en la revista New York Magazine.
Image captionEl personaje que interpreta Rooney Mara toma antidepresivos en"Efectos secundarios".
Prozac, que ahora se usa casi como una abreviación para todos los antidepresivos, figura en el Diccionario Oxford en inglés. La gente puede tener un "momento Prozac", que significa felicidad fugaz o de falta de memoria. También pueden tomar un trago llamado Prozac (que se prepara con sambuca y aguardiente).
No es sorpresa que el Prozac se haya convertido en una fuente de material para los directores de cine. En el thriller psicológico "Efectos secundarios" de Steven Soderbergh, un neoyorquino toma pastillas para la depresión y la palabra Prozac es mencionada inevitablemente.
La droga se ha filtrado en la cultura pop y también en las vidas de la gente común. Hoy en día, los europeos y los estadounidenses toman antidepresivos más o menos al mismo ritmo.
En 2010, una de cada 10 personas en Europa había tomado antidepresivos, según el Instituto para el Estudio del Trabajo en Bonn. Mientras que en EE.UU., 11% de las personas mayores de 12 años toman antidepresivos, de acuerdo con los Centros para el Control de Enfermedades.