16 de diciembre del 2019
Por primera vez, unos investigadores estadounidenses han confirmado la extendida creencia de que algunas personas son adictas a la cafeína igual que otras lo son a los cigarrillos, el alcohol o las drogas intravenosas.Los adictos a la cafeína pueden tratar de abandonar su hábito de consumo de café, té o refrescos de cola, pero normalmente no lo consiguen, incluso aunque su salud esté amenazada.
El estudio sobre la dependencia de la cafeína aparece en el número del pasado miércoles de The Journal of the American Medical Association. La investigación, patrocinada por el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas, fue realizada por los doctores Roland Griffiths y Eric Strain en la Universidad de Baltimore.
El doctor Richard M. Glass, vicedirector de la revista, afirma que el estudio "es importante porque el consumo de cafeína es muy amplio, y la investigación indica que algunas personas son dependientes de la cafeína". Pero añade: "Me preocupa que la industria tabaquera trate de utilizar el estudio para trivializar el concepto de adicción a la nicotina. Si el café y los tigretones pueden ser adictivos, ¿por qué preocuparse por los cigarrillos?".
Los investigadores también han subrayado que no hay que malinterpretar el hallazgo y quitar importancia a los peligros del consumo de tabaco, alcohol y drogas ilegales. El abuso del alcohol causa 100.000 muertes al año en EE UU, y el consumo de tabaco está implicado en otras 400.000 muertes prematuras. En comparación, afirman los científicos, la cafeína es extremadamente benigna.
En EE UU, según Griffiths, más del 80% de los adultos consume cafeína, unos 280 miligramos diarios en promedio, algo más de lo que contienen unas dos tazas de café. En la mayoría de las personas, dice Griffiths, esa cantidad de cafeína produce un efecto positivo suave, que incluye una sensación de bienestar y atención aumentada. Dosis más elevadas pueden producir ansiedad y nerviosismo, pero esos efectos negativos no constituyen en sí mismos un riesgo grave para la salud, según Griffiths.Para medir la adicción, los investigadores utilizaron la definición de la Asociación Psiquiátrica Estadounidense de "drogodependencia". Utilizaron cuatro criterios: síndrome de abstinencia, desarrollo de tolerancia a los efectos con el paso del tiempo, utilización de la sustancia a pesar del agravamiento de problemas médicos o mentales, y repetidos intentos fallidos de dejar el consumo. Para que una persona sea física y psicológicamente adicta a la cafeína, Griffiths afirma que debe cumplir los cuatro criterios.