05 de noviembre del 2019
La sustancia psicoactiva conocida como éxtasis es una droga de diseño. Esto quiere decir que se fabrica en un laboratorio a partir de componentes no naturales. En gran medida este tipo de drogas se elaboran así para evadir los controles legales. Los productores toman las sustancias ilegales y les hacen pequeñas variaciones en el laboratorio. Así dan lugar a una nueva fórmula química, que no es ilegal.
El nombre técnico del éxtasis es MDMA (Metilen-dioxi-metanfetamina). Se conoce popularmente como la “droga del amor” porque agudiza la percepción de colores y sonidos y además amplifica las sensaciones táctiles durante las relaciones sexuales. En las calles le dan otros nombres como “la droga del abrazo”, “sonrisa” y “claridad”, entre otros.
Por lo general, el éxtasis viene en forma de pastilla. Sin embargo, también se encuentra en forma líquida o en polvo que puede diluirse para ser inyectado. Actualmente los productores y traficantes de esta droga la comercializan en distintos colores, diseños y formas. Buscan que sea atractiva a los ojos de los jóvenes, principalmente. Es una estrategia de marketing para potenciar las propiedades recreativas, escondiendo los peligros de la sustancia.
El MDMA o éxtasis está clasificado dentro de las drogas alucinógenas psicodélicas. El efecto alucinógeno hace que los consumidores vean o perciban realidades que no existen. A diferencia de lo que muchos creen, esas alucinaciones no siempre son agradables. También es posible tener experiencias muy atemorizantes bajo el efecto de la droga.
El éxtasis provoca un rápido aumento de la temperatura corporal. Lo grave es que la misma droga impide percibir con claridad lo que sucede en el cuerpo. Si a eso se suma que usualmente se consume en fiestas, dentro de sitios cerrados y con mucha gente, no es de extrañar que lleve a una deshidratación severa en muchos casos.
El efecto psicodélico tiene que ver con la alteración de los sentidos. Los colores se perciben especialmente intensos y agradables, al igual que los sonidos y las sensaciones en la piel. De ahí que “la droga del amor” impulse al contacto físico y represente una experiencia “diferente” para muchos jóvenes.
El efecto típico se produce unos 20 minutos después de consumida la sustancia. Primero se experimenta un estremecimiento súbito, seguido de una sensación de calma. Esta droga también genera euforia. Hay una sensación de enorme vitalidad y de excitación. En ocasiones también provoca paranoia, ansiedad severa y confusión. También es posible que haya nauseas y vómito, así como arritmias y contracturas musculares.
Los efectos del éxtasis dependen mucho de la tolerancia que tiene el organismo de quien lo consuma. A veces una dosis alta no tiene grandes efectos en una persona, mientras que en otra, pequeñas cantidades dan lugar a molestias o problemas muy serios. Esto quiere decir que no hay una correlación directa entre la cantidad que se consume y los efectos que provoca.
Esta droga contribuye a liberar el neurotransmisor llamado “serotonina”. Esta sustancia mejora el estado de ánimo. Sin embargo, con el consumo de éxtasis se crea una barrera para recuperar esa hormona. Esto se conoce como el “síndrome de la serotonina” y consiste en que se genera una alta concentración de serotonina en el cerebro. La consecuencia de ello es confusión, agitación e hipertermia.
Dentro de los efectos más graves a largo plazo se encuentran: