24 de septiembre del 2019
al y como informa a CuídatePlus José Antonio Tamayo, psicólogo del Centro Activa Psicología, en Madrid, “este término hace referencia a una forma compulsiva de compra en la que la persona afectada presenta dificultades para controlar la adquisición de artículos de consumo, habitualmente productos innecesarios o superfluos, sintiendo la necesidad continua de realizar nuevas compras”.
Este problema se debe tomar en serio ya que, si no adoptan medidas a tiempo, puede llegar a convertirse en un trastorno psicológico, pero tampoco hay que alarmarse ya que no todas las compras imprevistas, excesivas o innecesarias se consideran adicción.
Para saber realmente que estamos ante un adicto a las compras tiene que evidenciarse “una pérdida de control en la conducta de comprar que se manifiesta con tensión subjetiva, nerviosismo, sentimiento de vacío, arrepentimiento, culpabilidad o vergüenza”, describe el experto. Asimismo, la adicción a las compras puede “causar problemas en otros ámbitos del afectado, como las relaciones familiares, de pareja, sociales, finanzas o rendimiento laboral”.
Es importante saber que existen factores que pueden predisponer a la aparición de este problema, factores que precipitan los síntomas y otros que los mantiene en el tiempo.
Los factores predisponentes son aquellas características personales y socioculturales propias de la persona que aumentan la vulnerabilidad a padecer este problema. Tamayo enumera, entre otros, “la elevada impulsividad, la deficiente tolerancia a la frustración, la búsqueda de satisfacción inmediata, tener una baja autoestima, insatisfacción personal o valores consumistas imperantes en la sociedad”.
Sobre la edad de inicio de este problema, Tamayo aclara que “aunque suele comenzar al principio de la vida adulta, la detección del problema suele ser muy posterior a esta edad (en torno a 12 años después)”. Es importante conocer este dato para adoptar medidas lo antes posible, ya que “durante el tiempo en el que no se detecta, la frecuencia de compras crece, así como los gastos económicos, algo similar a lo que ocurre con la ludopatía o el juego patológico”.
Es importante estar alerta de signos como “impulsos intensos y persistentes por comprar bienes de consumo que no se necesitan, gastos innecesarios y problemas familiares, sociales y económicos”. Otro signo evidente de que existe un problema es que “los compradores devuelven los productos que han adquirido poco después de efectuar la compra o los guarden sin ser utilizados y se olviden de ellos”, describe el psicólogo.
Si detectamos un caso de estas características el primer será “no adoptar una actitud fiscalizadora hacia él o ella, ya que esto puede contribuir a que oculten su implicación con las compras y se agrave el problema”, advierte el experto. El objetivo, según él, “no debe ser que dejen de comprar, sino que lo hagan de forma voluntaria, libre y siendo conscientes de los motivos reales por los que compra, a fin de que no caigan en el autoengaño y asuman las consecuencias de sus acciones”.