12 de septiembre del 2019
El sueño es una necesidad biológica básica, igual que respirar y comer; necesitamos dormir para poder vivir. Afirmar que alguien es adicto a dormir es como decir que alguien es adicto a respirar".
Esto es lo que respondió el Dr. Neil Kline, representante de la Asociación Norteamericana del Sueño, cuando le pregunté si existía alguna posibilidad de que yo pudiera ser adicto a dormir.
Pero no me ha convencido del todo.
Yo duermo un montón. Me despierto alrededor del mediodía los fines de semana, me echo un par o tres de siestas durante el día y luego me voy a dormir a las 11 o las 12. Entre semana normalmente me voy a la cama a eso de las nueve de la noche, aunque suelo llegar a casa a las 7:30, y me despierto a las ocho de la mañana, media hora antes de marchar para el trabajo. Y siempre llego unos 15 o 20 minutos tarde a trabajar.
Kline me dijo que no puedes ser adicto a dormir porque es una necesidad biológica, pero la gente puede ser adicta a la comida o al sexo, que también son necesidades biológicas, ¿no? Entonces, ¿por qué no al sueño?
La Sociedad Norteamericana de Medicina para la Adicción define las adicciones como "una enfermedad primaria crónica de recompensa cerebral, motivación, memoria y circuitos relacionados... Esto se refleja en individuos que patológicamente persiguen una recompensa y/o un alivio mediante el uso de sustancias y otros comportamientos". Básicamente, sigues haciendo algo una y otra vez independientemente de lo nocivo que sea para ti.
Podría argumentarse que es preciso que haya una reacción química para que se produzca una adicción, motivo por el cual se puede ser adicto a la comida o al sexo, pero es que hay una reacción química que se produce durante el sueño. Hay dos sustancias químicas, la acetilcolina (la sustancia química que nos mantiene despiertos) y la adenosina (la que nos hace sentir somnolencia) que actúan en nuestro cuerpo durante todo el día. Cuando te despiertas de una siesta, estás inundado de acetilcolina.
El motivo por el que la gente se vuelve adicta a las pastillas para dormir, según BR Meier, un psicólogo de Los Ángeles que es coautor de un ensayo sobre la adicción al Ambien para el Delaware Medical Journal, es que la gente tiene problemas para dormir. Toman algo tan inocuo como la Dormidina, que puede interferir en tu modo de dormir y en la calidad de tu sueño, igual que las pastillas para dormir de toda la vida, y acaban creando un círculo vicioso de dependencia.